La pandemia acelera la revolución 4.0 en las empresas
- Resultados consistentes y menos sorpresas. La existencia de procesos eficientes reduce las posibilidades de que algo salga mal sorpresivamente. A través del diseño de procesos bien definidos también se diseñan los resultados esperados. Trabajar sin procesos implica que cada nueva solicitud o proyecto puede ser un reto a desarrollar de principio a fin sin saber realmente qué esperar como sucede con los experimentos. La desventaja de los experimentos permanentes es que no representan una plataforma de crecimiento estable.
- Aprovechar mejor los recursos existentes. Con frecuencia los recursos están subutilizados, incluyendo a colaboradores que podrían desarrollar mayor potencial y con ello aportar más a la organización, cosa que también sucede con recursos tecnológicos que no se aprovechan eficientemente por no conocerlos a profundidad. Comúnmente recursos que se pagan al 100% son aprovechados al 70%, y de ahí se reduce el aprovechamiento hasta índices de 10 o 15%.
- Mayor satisfacción a los clientes y consumidores. Cuando las cosas funcionan bien se nota y eso es atractivo. La percepción de armonía entre el personal de una organización, que las promesas se cumplan en tiempo y forma, que se ofrezca un buen servicio al cliente o que existan nuevos puntos de valor para los consumidores son elementos que generan oportunidades, recomendaciones y crecimiento en más de un sentido.
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La sostenibilidad radica en no requerir más recursos de los disponibles para determinado objetivo. En contraste, la perspectiva regenerativa o de crecimiento está en lograr los resultados esperados con mayor eficiencia, generando un superávit de recursos útiles para la creación de nuevas ofertas de valor en lugar de “cortar costos” o “bajar la calidad”.
Varias organizaciones apuntan a esas “optimizaciones” para tener un mayor margen de utilidad pero pierden de vista que si bien recortar gastos puede tener un efecto de ahorro a corto plazo, la optimización de procesos representa estabilidad y crecimiento sostenido sin eliminar elementos valiosos.
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¿Es posible hacer las dos cosas; recortar gastos y al mismo tiempo optimizar recursos? La respuesta es sí y para lograrlo es imprescindible estar más cómodos con el cambio, identificar los componentes clave de la organización, conocer los potenciales no aprovechados del personal y recursos tecnológicos o funcionales, así como diseñar un plan de trabajo que apunte a fortalecer lo que es esencial para poder prescindir de lo que no lo es.
Nota del editor: Mónica De Salazar es consultora en Estrategia Digital para Negocios. Colabora como docente en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), así como en la Universidad del Medio Ambiente con talleres en la misma línea de contenido. Síguela en su página y en Twitter y/o LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad de la autora.
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