Si bien las oficinas deberán sufrir mejoras y modificaciones para adaptarse a una nueva normalidad, hay actividades que no pueden ser llevadas a cabo desde casa. Por ejemplo, el coaching o entrenamiento de nuevos miembros de la empresa es prácticamente imposible realizarlo a través de videoconferencias, mails o por mensajes de WhatsApp.
El infundir y transmitir la cultura de una empresa a sus miembros requiere de la socialización de estos en un espacio físico común. La innovación sucede cuando las personas intercambian ideas de forma personal y viendo a los otros miembros del equipo de forma cotidiana.
Hay algunos ejemplos de organizaciones que han tomado la decisión de abolir por completo el uso de oficinas físicas por completo y de trasladar al 100% de su personal a sus casas de forma permanente.
Sin embargo, considero que la situación actual no es la más propicia para tomar decisiones a largo plazo. Una cosa es que tengamos que trabajar todos los días desde casa y otra que queramos hacerlo permanentemente. Me parece que a corto plazo nos tocará ver que estas empresas darán marcha atrás a su radicalización, una vez que se calmen las aguas.
El tema de fondo es la adaptibilidad. Los propietarios, por una parte, deberán de reformularse y modificar algunos aspectos de sus inmuebles de oficinas para replantearlos, con el fin de acomodar de mejor forma las nuevas necesidades de sus inquilinos.