Desde el punto de vista de las empresas, pienso que la respuesta es definitivamente no. ¿Vas a esperar otros dos meses que pueden hacerse seis o un año, hasta que haya algo cercano a la certidumbre?
Ante esta pregunta casi existencial para una empresa, hay que considerar que las máximas autoridades de gobierno y de la conducción de la emergencia de salud en nuestro país llevan meses diciendo que ya “domaron” a la pandemia o que la curva de contagios se desacelera. Sólo con mucha fe uno puede quedarse tranquilo con esos “otros datos” que habría más allá de las gráficas de contagio.
En cuanto a la vacuna, todo apunta a que, si bien nos va, no estaría disponible sino hasta el primer trimestre del 2021.
¿Puede aguantarlo tu negocio? ¿Puedes permitirte dejar todo en función de lo que haga o deje de hacer nuestro gobierno o el Dr. López Gatell? Más aún, ¿es sensato? Esas preguntas no sólo son urgentes, sino que pueden abrir el paso a una dinámica de decisiones realmente liberadora.
En nuestro caso, eso implicó cancelar algunos eventos fundamentales de negocio: una decisión dolorosa, pero simplemente no podíamos asegurar que podrían hacerse. No estaba en nuestras manos. Poner fin a la ansiedad en el dilema de si esos compromisos iban o no, nos ha permitido concentrarnos en áreas sobre las que sí tenemos control, hacer acopio de resiliencia y, como plus, nos puso en un estado mental propicio para detectar áreas de oportunidad que no estaban en el mapa.
De igual forma, descubrimos que podemos trabajar bien, inclusive mejor en algunos aspectos, fuera del tradicional modelo de las oficinas. Reducirlas al mínimo necesario para ir a un esquema híbrido tendrá costos e implica riesgos, pero todos estamos seguros de que las ventajas son muy superiores y que podemos hacer que funcionen, tanto para el negocio como para el proyecto personal de cada quien.
Al superar el bloqueo que provoca la incertidumbre sobre cuándo regresar a la oficina, podemos tomar decisiones familiares, de estudios o en asuntos tan simples, pero cruciales, como firmar un contrato de arrendamiento de casa o departamento.