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Una pregunta empresarial liberadora frente a la pandemia

No podemos saber exactamente cuándo la economía se recuperará y cómo; sí podemos construir certidumbres propias a partir de posibilidades y capacidades que dependen de nosotros, opina Rodrigo Villar.
jue 20 agosto 2020 01:00 AM

(Expansión) – Por allá de marzo difícilmente te hubieras encontrado con alguien que se atreviera a darte un plazo confiable de cuánto duraría lo peor de la pandemia. Sin embargo, muchos esperábamos que fuera cuestión de dos o tres meses. Con esa esperanza nos preparamos para aguantar una situación temporal y lo que vendría después.

El problema es que ya vamos a septiembre y aún no se ve luz al final del túnel para tomar ciertas decisiones importantes sobre bases mínimamente firmes. La pregunta es si podemos seguir esperando para hacerlo.

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Desde el punto de vista de las empresas, pienso que la respuesta es definitivamente no. ¿Vas a esperar otros dos meses que pueden hacerse seis o un año, hasta que haya algo cercano a la certidumbre?

Ante esta pregunta casi existencial para una empresa, hay que considerar que las máximas autoridades de gobierno y de la conducción de la emergencia de salud en nuestro país llevan meses diciendo que ya “domaron” a la pandemia o que la curva de contagios se desacelera. Sólo con mucha fe uno puede quedarse tranquilo con esos “otros datos” que habría más allá de las gráficas de contagio.

En cuanto a la vacuna, todo apunta a que, si bien nos va, no estaría disponible sino hasta el primer trimestre del 2021.

¿Puede aguantarlo tu negocio? ¿Puedes permitirte dejar todo en función de lo que haga o deje de hacer nuestro gobierno o el Dr. López Gatell? Más aún, ¿es sensato? Esas preguntas no sólo son urgentes, sino que pueden abrir el paso a una dinámica de decisiones realmente liberadora.

En nuestro caso, eso implicó cancelar algunos eventos fundamentales de negocio: una decisión dolorosa, pero simplemente no podíamos asegurar que podrían hacerse. No estaba en nuestras manos. Poner fin a la ansiedad en el dilema de si esos compromisos iban o no, nos ha permitido concentrarnos en áreas sobre las que sí tenemos control, hacer acopio de resiliencia y, como plus, nos puso en un estado mental propicio para detectar áreas de oportunidad que no estaban en el mapa.

De igual forma, descubrimos que podemos trabajar bien, inclusive mejor en algunos aspectos, fuera del tradicional modelo de las oficinas. Reducirlas al mínimo necesario para ir a un esquema híbrido tendrá costos e implica riesgos, pero todos estamos seguros de que las ventajas son muy superiores y que podemos hacer que funcionen, tanto para el negocio como para el proyecto personal de cada quien.

Al superar el bloqueo que provoca la incertidumbre sobre cuándo regresar a la oficina, podemos tomar decisiones familiares, de estudios o en asuntos tan simples, pero cruciales, como firmar un contrato de arrendamiento de casa o departamento.

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El valor de la inclusión laboral en tiempos de crisis

No sólo es el costo financiero de mantener oficinas cerradas por un tiempo indeterminado e invertir para que estén en condiciones de seguridad para el regreso, algún día, sino que la pandemia vino a confirmar algo que ya intuíamos que sería idóneo para la evolución de nuestro modelo de negocio y su proyecto. Hay ahorros, pero más que eso, flexibilidad.

Desde hace tiempo buscábamos vías para seguir creciendo en América Latina. Ahora, con esta decisión sobre nuestra forma de operar, se clarificaron tanto áreas de oportunidad como las mejores fórmulas para realizarlas.

Es un poco como a veces ocurre cuando llevas mucho tiempo temiendo lo peor, viviendo con angustia, sin posibilidad o capacidad de planear. Una vez que sucede lo que te paralizaba, más pronto que tarde se presenta una especie de paz mental: no resignación, pero sí aceptación y reconciliación con la realidad, lo que permite ver tu vida y la vida, en general, hasta con cierta lucidez.

Creo que entender eso es fundamental en los negocios, máxime en una crisis: no podemos saber exactamente cuándo la economía se recuperará y cómo; sí podemos construir certidumbres propias a partir de las posibilidades y las capacidades que dependen de nosotros.

Pienso en la situación de muchos restaurantes: pagando rentas, nómina y otros gastos, con la esperanza de que las cosas pronto se parezcan al menos un poco a lo que eran. Quizá esa espera pudo tener sentido en marzo. Hoy, muy pocos pueden sostenerse en una postura tan pasiva, y las semanas de incertidumbre siguen acumulándose.

Algunos llegarán a la decisión de cerrar definitivamente, hasta que haya condiciones para reiniciar, para, entre tanto, enfocarse en líneas de negocio viables en el aquí y ahora. Un caso ejemplar es el crecimiento de las ghost kitchens y la oferta de comida para venta en redes. No necesariamente quiere decir que te olvides de tu local, pero es algo que sí puedes controlar para abrir alternativas y llegar al mundo post Covid no solo sano y salvo, sino fuerte.

Habrá quien opte por una quiebra ordenada para cortar la sangría de gastos, con disposición para renacer, como ave Fénix, cuando sea el momento oportuno, con la confianza en que el valor agregado de su oferta y la preferencia de sus clientes trascenderán.

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El comercio electrónico se integra de distintos canales digitales

Algunas empresas, por el contrario, están de compras, para aprovechar las oportunidades de quienes salen del mercado, como lo hace Fat Brands en Estados Unidos. Muchas también se han decidido, por fin, por la reinvención radical, como BP, para por fin apercibirse a dar la vuelta a la página a su modelo de negocios basado en el petróleo.

Cada sector es diferente, igual que las circunstancias de cada negocio en particular, pero la necesidad de tomar el control en aquello que sí está a nuestro alcance es común.

Tener claro lo que está fuera de nuestro campo de decisión y, sobre todo, aceptarlo para enfocarnos en lo que sí podemos controlar, no sólo es lo sensato en este momento: te libera. ¿Vas a esperar hasta que “domen” la pandemia para que te apliques a domar tú mismo el futuro de tu empresa?

Nota del editor: Rodrigo Villar es un emprendedor social y Socio Fundador de New Ventures, donde busca transformar la manera tradicional de hacer negocios y crear un nuevo modelo empresarial que perciba el impacto como status quo. Cuenta con un MBA del Royal Melbourne Institute of Technology y estudió la carrera de Contabilidad y Administración Financiera por el Tecnológico de Monterrey. Síguelo en Twitter y/o en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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