¿A qué me refiero? La revolución 4.0 en el mundo del trabajo, cuando el trabajo deja de ser a dónde vamos para ser lo que hacemos (desde cualquier lugar), es una revolución que sucede no por una necesidad de las industrias o por la tecnología sino por un cambio de mindset de los profesionales que pasan a buscar mayor flexibilidad y libertad en el trabajo, además de mayor calidad de vida en el ámbito profesional.
Esta revolución se aceleró con la pandemia, mostrando que el futuro será bastante más complejo que solamente la adopción de nuevas tecnologías. Trabajando desde casa, en un contexto de cuarentena, de cierta manera los profesionales pudieron conocer más a sus compañeros de trabajo y también darse a conocer más íntimamente.
Algo común en los últimos meses fue ver a los hijos del jefe durante la videollamada (yo me veo reflejado en este ejemplo) o escuchar a la pareja de la compañera de trabajo diciendo que el almuerzo está listo. Además, todos se encontraron en una situación de mayor vulnerabilidad emocional por el aislamiento social.
La combinación de todo eso fue una mayor empatía en las relaciones laborales, lo que nos lleva a la paradoja del futuro del empleo: el trabajo remoto y la digitalización del trabajo generan un distanciamiento físico entre las personas, pero las relaciones laborales se vuelven cada vez más humanas e íntimas.