Hace cinco meses tuve la oportunidad de hablar en una conferencia TEDx, sobre el futuro del empleo. En ella resalté un cambio de paradigma, donde la tendencia es a ver el trabajo como algo que hacemos, no un lugar a donde vamos; no sólo se trata de laborar a distancia, es algo más profundo: ¿qué significa el trabajo para mí? El trabajo debe tener un alto grado de libertad. Porque si no tenemos libertad y autonomía, ¿cómo vamos a ser lo mejor de nosotros mismos?
Con la mitad de la población mundial confinada, la contingencia sanitaria nos llevó a ajustar nuestra forma de trabajar, por lo general de manera rápida, e incluso hasta atropellada. En este tiempo ha crecido el uso de la tecnología para tratar de mantener la operación, y en las empresas e industrias que lo permiten, seguir adelante. Gracias a esto, la confianza en el trabajo remoto y las herramientas digitales para realizarlo acaban de dar un salto impresionante: millones de trabajos se transformarán de forma significativa.
La contingencia está empujando a las empresas a hacer algo que ellas ya estaban ensayando hace mucho tiempo, pero que no terminaban de concretar porque muchos gestores no habían aceptado la idea de que es posible liderar un equipo a distancia, ayudados de herramientas y comunicación eficiente. O mejor, algunas startups ya practicaban el “home office” una vez por semana como un beneficio, y esto atraía la atención del talento.
Pero la pandemia está forzando inversiones por parte de las empresas en sectores donde el teletrabajo es posible, con más personas aprendiendo a usar la tecnología remota. Como resultado, es posible vislumbrar un cambio permanente hacia la adopción masiva del trabajo remoto, pues las personas están cambiando sus hábitos. Muchos trabajadores han experimentado la oportunidad que nunca tuvieron de trabajar desde casa y, por lo tanto, pueden disfrutarlo más.
Cuando la emergencia pase, recuperaremos un sentido de normalidad, pero algunas cosas tendrán que cambiar. Las empresas pensarán dos veces actividades como reuniones presenciales con clientes, o los viajes de negocios.
Veo un mundo donde la posibilidad de trabajo remoto y el home office ya no son la excepción, sino la regla; cambios en los procesos de reclutamiento, que incluyen considerar a personas con las habilidades requeridas, sin importar en qué ciudad viven y una mayor claridad y comunicación de las empresas con sus colaboradores.