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La pandemia acelerará la revolución 4.0: el trabajo deja la oficina

Vemos la oportunidad para los trabajadores de tener una mayor satisfacción en el avance de sus carreras y en la relación vida-trabajo, opina Guillermo Bracciaforte.
lun 04 mayo 2020 11:58 PM

(Expansión) – Mientras avanza la pandemia por el COVID-19, sus efectos sociales y económicos se extienden a todos niveles e industrias; mientras los profesionales de la salud mantienen posiciones de verdadero heroísmo para proteger y atender a quienes lo necesitan, empezamos también a ver tendencias que nos permiten reflexionar sobre el futuro. ¿Qué estamos aprendiendo? ¿Qué está cambiando?

El 1º de mayo siempre ha sido una fecha importante para reflexionar sobre los retos actuales y futuros del trabajo, sus tendencias y hacia dónde vamos. La transformación del mercado del trabajo se intensifica y es moldeada por cada revolución industrial.

El paso del campo y la actividad agrícola a las fábricas, y posteriormente el surgimiento de las grandes empresas multinacionales. Actualmente, la revolución es otra. Las relaciones físicas en el ámbito del mercado de trabajo son intangibles comparado con el conocimiento agregado del profesional: vivimos la Revolución 4.0.

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Hace cinco meses tuve la oportunidad de hablar en una conferencia TEDx, sobre el futuro del empleo. En ella resalté un cambio de paradigma, donde la tendencia es a ver el trabajo como algo que hacemos, no un lugar a donde vamos; no sólo se trata de laborar a distancia, es algo más profundo: ¿qué significa el trabajo para mí? El trabajo debe tener un alto grado de libertad. Porque si no tenemos libertad y autonomía, ¿cómo vamos a ser lo mejor de nosotros mismos?

Con la mitad de la población mundial confinada, la contingencia sanitaria nos llevó a ajustar nuestra forma de trabajar, por lo general de manera rápida, e incluso hasta atropellada. En este tiempo ha crecido el uso de la tecnología para tratar de mantener la operación, y en las empresas e industrias que lo permiten, seguir adelante. Gracias a esto, la confianza en el trabajo remoto y las herramientas digitales para realizarlo acaban de dar un salto impresionante: millones de trabajos se transformarán de forma significativa.

La contingencia está empujando a las empresas a hacer algo que ellas ya estaban ensayando hace mucho tiempo, pero que no terminaban de concretar porque muchos gestores no habían aceptado la idea de que es posible liderar un equipo a distancia, ayudados de herramientas y comunicación eficiente. O mejor, algunas startups ya practicaban el “home office” una vez por semana como un beneficio, y esto atraía la atención del talento.

Pero la pandemia está forzando inversiones por parte de las empresas en sectores donde el teletrabajo es posible, con más personas aprendiendo a usar la tecnología remota. Como resultado, es posible vislumbrar un cambio permanente hacia la adopción masiva del trabajo remoto, pues las personas están cambiando sus hábitos. Muchos trabajadores han experimentado la oportunidad que nunca tuvieron de trabajar desde casa y, por lo tanto, pueden disfrutarlo más.

Cuando la emergencia pase, recuperaremos un sentido de normalidad, pero algunas cosas tendrán que cambiar. Las empresas pensarán dos veces actividades como reuniones presenciales con clientes, o los viajes de negocios.

Veo un mundo donde la posibilidad de trabajo remoto y el home office ya no son la excepción, sino la regla; cambios en los procesos de reclutamiento, que incluyen considerar a personas con las habilidades requeridas, sin importar en qué ciudad viven y una mayor claridad y comunicación de las empresas con sus colaboradores.

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También vemos la oportunidad para los trabajadores de tener una mayor satisfacción en el avance de sus carreras y en la relación vida-trabajo; si bien en la primera etapa la saturación de trabajo ha sido la norma, las buenas prácticas apuntan a desarrollar hábitos que permitan limitar el tiempo de trabajo, enfocarse en resultados y destinar más tiempo a su preparación, a su familia y a nuevas vías de ingreso o crecimiento.

La construcción de carrera y el concepto de tener un empleo dejó de ser el lugar hacia donde vamos. Despertar todos los días, pasar dos horas en el tránsito para ir hasta la oficina, registrar tu entrada con tolerancia máxima de cinco minutos y trabajar ocho horas consecutivas con una hora para almorzar dejaron de tener sentido para muchas personas, y esa rutina ya no representa el verdadero significado de “ir al trabajo” para muchos.

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Y ya en un plano de mayor largo plazo y tal vez mi deseo personal, veo también un rediseño de los empleos, para hacerlos más significativos y motivantes, pues para retener al mejor talento la paga no será suficiente; veo empresas que construyen su cultura alrededor de la flexibilidad, creatividad y transparencia; y con todo ello veo organizaciones más productivas y colaboradores más satisfechos.

Nota del editor: Guillermo Bracciaforte es Cofundador y Director de Operaciones de Workana. Es graduado de la Universidad Católica de Córdoba en Business Administration y cursó un programa de Executive MBA en IAE Business School. Las opiones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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