¿Cómo lograr que México salga de la crisis económica del COVID 19? | #AsíLoVemos
Dado que no se espera la asignación de concesiones puras durante el sexenio, considerar la alternativa de contratos APP para proyectos nuevos o ya existentes (contratos de mantenimiento, rehabilitación y operación) podría representar una fuente adicional de recursos para las finanzas públicas del país y procurar servicios más eficientes. Incluso estos recursos podrían ser empleados en nuevos proyectos de inversiones por parte del Gobierno Federal.
Ciertamente es importante la correcta estructuración de estos contratos, evitando sobrecostos y retrasos en los tiempos de entrega, pero con ello se lograría monetizar los activos públicos (sin privatizarlos) y ayudaría a incrementar los niveles de inversión en infraestructura (clave para mantener nuestra competitividad).
Recordemos que, bajo este esquema de inversión, el sector privado asume la mayor parte de los riesgos del proyecto y se compromete a cumplir ciertos estándares de operación y mantenimiento, pero paga al gobierno una contraprestación durante la vigencia del contrato.
Aparte de estos beneficios, la optimización de este tipo de activos representa un detonante para el mercado laboral y de valores nacional. Por un lado, el sector de infraestructura y en general el sector de la construcción es intensivo en mano de obra. La implementación de esta alternativa de inversión promoverá el empleo.
Por otro, si bien los inversionistas prefieren instrumentos asociados a proyectos 100% en operación y donde el riesgo constructivo es limitado o inexistente (brownfield); los fondos de pensiones, aseguradoras y otros inversionistas institucionales regularmente muestran interés en aportar capital al desarrollo de obra pública e infraestructura.
Por último, frente al aumento año con año en la demanda de infraestructura resultado del proceso inercial de crecimiento económico del país; los contratos APP’s han demostrado ser una alternativa social y financieramente rentable (siempre y cuando se estructuren correctamente) en proyectos de energía renovable, carreteras, hospitales, sistemas de agua potable, telecomunicaciones, etcétera.
De tal forma que no podemos esperar que la reactivación de la economía mexicana descanse sobre factores externos como la recuperación de la economía norteamericana, el T-MEC o la guerra comercial entre China y Estados Unidos, sino más bien debemos de echar a andar los motores internos para la recuperación económica en México.
Nota del editor: Roberto Ballinez es Director Ejecutivo senior de Deuda Subnacional e infraestructura en HR Ratings. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión