Publicidad
Publicidad

El consumo de alcohol en México: el problema no son los ricos

El consumo ha ido al alza en los últimos años y es posible que siga así, y por eso hay que mirar los datos para decidir qué impuesto es el mejor para el alcohol, opina Gabriel Farfán Mares.
jue 22 octubre 2020 11:59 PM

(Expansión) – El Presidente de México ha dicho que no quiere crear nuevos impuestos y ha hecho un gran esfuerzo para mejorar la eficiencia de su cobro. Ha sido implacable con aquellos grandes contribuyentes que no se habían puesto al corriente por años. Él se los ha agradecido en sus conferencias llamadas “mañaneras”, y en especial durante la pandemia, precisamente por la situación económica.

Han habido algunos ajustes en algunos impuestos y otros ingresos que obtiene el gobierno federal tomando como base la inflación (no para bebidas alcohólicas) o bien, cambios en su cálculo, pero no nuevas tasas. Por ejemplo, la Secretaría de Hacienda había propuesto introducir un cambio en la fórmula del cobro a las gasolinas para el 2021, pues la lógica del gobierno es garantizar que se recaude igual o más dinero por su consumo, independientemente de la fluctuación de precios.

Publicidad

Apenas reculó y concedió a Diputados que dicha propuesta se retirara del dictamen para envío al Senado. Como es casi seguro, el consumo de gasolinas seguirá por mucho más tiempo a la baja y seguramente la medida pretendía aportar recursos para los proyectos predilectos del presidente, aún en tiempos de pandemia. Eso ya no se tendrá.

En la pandemia se consume menos gasolina pero más bebidas alcohólicas, pues se han convertido un refugio para muchos ante el encierro de meses. El consumo de alcohol en México es de los más bajos del mundo, pero el país está dentro de los primeros lugares en cuanto a muertes derivadas del mismo.

Los mexicanos, y cada vez más mexicanas, beben explosivamente, a diferencia de muchos países donde el consumo es más pausado. El consumo ha ido al alza en los últimos años y es posible que siga así, acelerado incluso por la pandemia. Esto es un grave riesgo adicional para la población en México, especialmente para las niñas y los niños, las y los jóvenes, y desde luego los adultos.

Es realmente trágico que existan casos de intoxicación aguda, enfermedad de hígado y cirrosis en niñas y niños desde menos de un año de edad y en algunos estados las muertes causadas por estos padecimientos tengan tasas muy altas, especialmente en los estados del sureste, como Veracruz, Puebla, Oaxaca y Chiapas. Puede que el total nacional se acerque a casi 100,000 durante el presente año.

Mientras tanto, desde hace varios años la producción y las ventas de bebidas alcohólicas ha seguido al alza. Esto contrasta con la recaudación de impuestos. La recaudación está estancada y descansa casi un 85% en los hogares y población más rica.

En este sentido, es altamente progresiva, pero en un sentido perverso. Los pobres pagan menos impuestos y consumen alcoholes baratos y de mala calidad, es prácticamente una prestación social para la muerte. El precio de un litro de alcohol compite -y puede ser más bajo en algunos lugares- que el de un litro de agua embotellada.

En algunos estados, especialmente en los que se han mencionado, un litro de vodka, aguardiente puede costar apenas dos dólares estadounidenses, un litro de mezcal o licor de caña uno. Increíblemente, las tasas de impuestos aplicables prácticamente no han variado en 40 años. Con ello, los más pobres de México siguen teniendo acceso a uno de los alcoholes más baratos en el mundo.

Publicidad
#QuéPasóCon las leyes que regulan la comida ultraprocesada?

Es irresponsable defender el tratamiento fiscal vigente de dichas bebidas, especialmente en un gobierno que se ha extenuado en advertir su inspiración social. Es cierto, los impuestos, por más perfectos que sean, no pueden lograr alinear todos los resultados que esperamos lograr. No son una “varita mágica”. Pero en este caso, sí hay algo que el gobierno del Presidente López Obrador puede aportar.

México ya dio ejemplo hace años introduciendo un impuesto a la comida llamada “chatarra” y recientemente ha ido más lejos al etiquetar agresivamente a muchos productos para advertir de los contenidos que, consumidos en exceso, pueden dañar la salud de quienes los consumen.

Los tiempos de pandemia son el momento ideal para llevar a la práctica una iniciativa que ha logrado un inusual apoyo en el sector privado, la sociedad civil, las autoridades de salud y especialmente en los senadores del partido en el gobierno.

La propuesta es simple. Cobrar un 1 con 40 centavos por grado de alcohol. No hay bebidas socialmente aceptables o popularmente buenas, sino bebidas con un daño potencial que deriva del contenido de alcohol.

En México, con la nueva medida, los destilados de bajo precio al menos duplicarían su precio mientras que las cervezas, una de las bebidas favoritas por mucho, lo harían apenas marginalmente.

Es cierto, el alcohol para los ricos bajaría de precio, pero los pobres podrían acceder a mejores calidades, para no suponer, como lo hacen los que defienden el status quo, que el alcohol hace menos daño a los pobres, lo cual es una barbaridad.

Los sectores con menores ingresos casi seguro irán al sistema de salud público, generando una carga mayor a las finanzas públicas, los ricos, considerando su participación poblacional y características, seguramente podrán ser atendidos por hospitales privados. Finalmente los incentivos para el contrabando y la evasión se reducen ya que, ante precios menores de bebidas caras, el beneficio de vender ilegalmente esas bebidas se reducirá.

Publicidad
Oaxaca prohibe la venta de comida chatarra a menores

La oportunidad que tiene México para, a un mismo tiempo reducir el acceso a alcohol barato en zonas pobres, reducir el costo sobre el sistema de salud y especialmente las muertes en un entorno de confinamiento, es única. Los recursos que obtendría el gobierno en el largo plazo son muy abundantes, casi 1,000 millones de dólares adicionales a los que ya se recaudan.

Se han alineado muchas estrellas para que México pueda ser ejemplo mundial, especialmente en esta pandemia global. ¿Lo logrará?

* Este artículo es una síntesis del estudio publicado por el autor en julio del 2018 y lo puedes encontrar aquí.

Nota del editor: Gabriel Farfán Mares es Director General de la Comunidad Mexicana de Gestión Pública, Ciudad de México y ex Director General Adjunto en la Subsecretaría de Ingresos de la Secretaría de Hacienda. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

Newsletter

Únete a nuestra comunidad. Te mandaremos una selección de nuestras historias.

Publicidad

Publicidad