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El impacto que tiene nuestra imagen en el mundo digital

Nos toca ser empáticos y pacientes porque no sabemos las circunstancias en las que viven las demás personas, pero eso no significa que debamos descuidar nuestra imagen, opina Karla Ampudia.
jue 26 noviembre 2020 05:00 AM

(Expansión) – Después de casi nueve meses de aislamiento, de rutinas nuevas y completamente diferentes, he analizado a las personas que me rodean y he podido notar distintos escenarios en donde muchas de ellas se adaptaron rápidamente a la dinámica del home office, y otras que no disfrutan del todo el quedarse en casa y haber tenido que adaptar algún espacio de su hogar en un área de trabajo. Pero sobre todo, no poder arreglarse físicamente para ir a la oficina, que aunque no lo crean, es algo que puede llegar a afectar nuestro estado anímico, y que sin duda, muchos de nosotros extrañamos hacer.

En mi trabajo hemos migrado nuestras actividades al uso de plataformas digitales y sinceramente todo ha salido muy bien… a pesar de ciertos inconvenientes que hemos experimentado y que estoy segura que a todos les ha pasado: fallas técnicas y perder la señal del internet, tener interrupciones de las personas con las que compartimos algún espacio, la molestia de ruidos externos que interfieren en las videoconferencias, etc. Es totalmente entendible que se lleguen a presentar este tipo de situaciones; sin embargo, es importante no descuidar en ningún momento nuestra imagen personal y profesional que ahora tienen un mayor impacto en el mundo digital.

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Quiero aclarar que la imagen personal y profesional no son lo mismo; sin embargo, se complementan entre sí. La imagen personal son todos los elementos que conforman nuestra apariencia, como nuestro aliño personal, vestuario, maquillaje, accesorios, etc. Por otra parte, la imagen profesional son todos los elementos que reflejan el desempeño de nuestras actividades profesionales como el manejo de comportamiento, crisis, protocolos y tratos sociales, por lo que es importante tener dominio de ambas, ya que una sin la otra restará credibilidad.

Actualmente vivimos en una sociedad en la que las personas etiquetan y clasifican a individuos, marcas, productos y empresas basándose en la percepción que estos les pueden llegar a generar. A través de una imagen es que podemos conocer la existencia de algo o alguien y así crearnos una opinión.

Como algunos saben, la imagen se basa en percepciones que proyectamos hacia los demás y ésta tiene la capacidad de adecuarse a lo que realmente somos o lo que queremos que los demás piensen de nosotros con lo que hacemos, decimos y pensamos. Ahora, la percepción es creada con base en mensajes que enviamos todo el tiempo de manera verbal o no verbal, lo que hace que los demás se creen una imagen de algo o de alguien. Entendiendo esto, toda la información que compartimos sobre nosotros mismos es sumamente valiosa, ya que los demás podrán conocer datos sobre quiénes somos, qué nos gusta y qué no, qué creencias tenemos, etc.

Habiendo aclarado qué es la imagen y la percepción, algo que llama mucho mi atención es que con esta nueva normalidad del mundo digital estamos haciendo pública nuestra vida privada. Antes íbamos al trabajo y seguíamos la rutina de: levantarse, bañarse, maquillarse o rasurarse, ponerse perfume o loción, usar nuestras mejores prendas y accesorios que fueran identificadores para proyectar una excelente imagen personal y de lo profesional que podíamos ser, y la gente que nos rodeaba se quedaba con una imagen construida con base en todos estos elementos, pero nadie más conocía más información sobre nosotros.

Hoy en día estamos enseñando una parte importante de nuestra vida personal, estamos invitando a las personas a nuestros espacios que solían ser privados y que podíamos separar de nuestra vida profesional, ahora estamos mezclando dos estilos de vida diferentes y compartiendo información sobre cómo y en dónde vivimos, a qué nivel socioeconómico pertenecemos, qué es lo que hacemos, si somos limpios, ordenados, descuidados, desorganizados, y de acuerdo a todos esos elementos, las personas que nos ven a través de una pantalla pueden crear una imagen positiva o negativa de nosotros.

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Nos toca ser empáticos y pacientes porque no sabemos las circunstancias en las que viven las demás personas, pero eso no significa que debamos descuidar nuestra imagen solo porque ahora las cosas se resuelven a través de una computadora. Creo que es sumamente importante no perder el profesionalismo, ni el estilo en la nueva normalidad.

Con base en mi experiencia como Consultora en Imagen, considero importante poner ciertos límites en nuestra intimidad y tomar en cuenta cuestiones como: tener cuidado al elegir el fondo que conforma nuestra pantalla y los elementos que complementen nuestro escenario, la calidad del audio, al igual que la señal del internet, la decoración, iluminación y organización del espacio, nuestro aliño personal, la puntualidad y formalidad para conectarnos a reuniones virtuales; todo esto con el fin de enviar los mensajes adecuados y comunicar lo profesionales que somos.

Es importante conocer el valor de cómo ser percibidos, porque de eso dependerá que se abran o cierren puertas hacia nuevas oportunidades. Será entonces nuestra responsabilidad prestar atención a todos los elementos que construyan nuestra imagen personal y profesional para lograr generar un impacto positivo en el mundo digital.

Nota del editor: Karla Ampudia es PR Account Executive en Covalente. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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