En ese contexto, algo que deben tomar en cuenta quienes hoy venden al consumidor a través de Internet es que esa sonriente veinteañera que está enseñando a sus padres a comprar el súper, está buscando con total confianza ropa y cosméticos en establecimientos de otros países, y probando qué tan buenos son sus mecanismos de entrega en México. Muchos lo hacen sin problema.
Sucede que cuando hablamos de comercio electrónico no podemos suscribirnos al ámbito nacional. Más allá de alimentos y abarrotes, hay cadenas internacionales (de “ladrillo” y virtuales) que compiten con los negocios mexicanos como si estuvieran cruzando la calle.
El cambio es para siempre
El comercio electrónico crecerá 60% en México en 2020, de acuerdo con estimaciones de la consultora IDC, pero hay que resaltar que hace poco un analista de la firma señaló que esta actividad creció 500% de una semana a otra en los primeros meses del confinamiento.
Los datos de la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO) describen lo mismo: 48% de sus encuestados en octubre manifestaron buscar en Internet antes de comprar productos o servicios y 39% que compran en línea. Este porcentaje a aumentado constantemente todo el año.
Todo ello es una buena noticia para las cadenas que ya dominan el e-commerce, pero hay que resaltar algo que distingue al consumidor mexicano de otros en el mundo: a la mayoría (57%) le parece lo mismo comprar en tiendas mexicanas o en sitios basados en el extranjero. Sólo 28% prefiere comprar en sitios locales, de acuerdo con un estudio de ClearSale en varios países.
Para comparar este dato, 61% de los británicos prefiere comercios locales, así como 46% de los canadienses. ¿Porqué?
Una manera de explicarse esta preferencia es un viejo hábito entre las clases medias altas y altas en México: el mercado estadounidense está demasiado cerca, después de todo. Si antes se hacían viajes de shopping (o como decíamos de broma, “compras de pánico”) al país vecino, hoy las marcas de vanguardia están a un clic de distancia.
Las marcas de moda de lujo, deportivas, informales e incluso fast fashion, todas prestan servicio al mercado mexicano, ya sea a través de una red comercial local o directamente desde el extranjero. La tienda en línea no tiene por qué estar aquí si la capacidad de distribución sí llega a México.
Las marcas estadounidenses y europeas son ampliamente seguidas por los compradores mexicanos, que gastan en línea (con datos previos a la pandemia) unos 2,472.45 pesos al mes en promedio, pero en algunos casos mucho más.