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El mayor problema de México

La única forma eficiente de lograr atacar y disminuir drásticamente el problema de la pobreza es con la actividad productiva, opina Mauricio Hubard.
mié 09 diciembre 2020 12:00 AM

(Expansión) – “Erradicar la pobreza no es un acto de caridad, es de justicia”: Nelson Mandela

En México tenemos problemas que nos afectan de gran manera en la sociedad, que desgarran el tejido social, que hacen más difícil el desarrollo de las comunidades y, por lo mismo, de un mejor país y de los mexicanos; por nombrar algunos, la seguridad, corrupción, desigualdad, salud, educación, etcétera.

Pero el más grave de todos es, sin duda alguna, la pobreza.

La pobreza es en muchos casos la causa de los otros problemas o tiene una relación directa en la incidencia de estos.

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La población que vive en pobreza no tiene acceso a derechos que son de todos los mexicanos, como el sistema de salud y educación de calidad; vale la pena recalcar que la educación es tanto causa como efecto de la pobreza.

Si la población en general tuviera acceso a un buen sistema de educación contaría con mejores herramientas para desarrollarse y salir de la pobreza.

Por otro lado, el tema de la corrupción es de los que más impacta socialmente y tiene una afectación directa con la pobreza, todo el dinero que se desvía a manos de personas corruptas en general es el que se destinaría al ataque a la pobreza, cada peso que llega a la corrupción evita que se utilizara en atención a los pobres y acceso a servicios básicos.

El castigo para las personas que actúan de forma corrupta en gobierno, empresas, organizaciones de la sociedad, sindicatos, etcétera, debería ser perseguido de forma sistemática, con investigaciones bien documentadas y castigos ejemplares.

Contrario a lo que muchas veces se cree, en los últimos 28 años los diferentes índices de pobreza, medidos por el Coneval, han mejorado, es decir que ha habido una disminución de personas en esta situación.

Del año 1990 al 2018, la población en pobreza alimentaria pasó del 39% al 19.7%, del 2008 al 2018 la carencia en acceso a la seguridad social de 21.2% al 11.1%, acceso a los servicios de salud del 2000 al 2018, pasó del 58.6% al 16.2%, solo unos ejemplos.

Son muy buenos avances, pero no suficientes.

Y en el 2020, debido en gran medida a la pandemia del COVID-19, hay un retroceso significativo; se calcula que más de 14 millones de personas pasarán al rango de pobreza, algo que nos lleva a redoblar esfuerzos para revertir esto.

Sin duda alguna, los apoyos sociales del actual gobierno son positivos y de gran utilidad para atacar estas carencias, pero son un paliativo temporal, no resuelven el problema de fondo y no son sustentables en el tiempo.

La solución a este problema no es fácil ni rápida, no se puede dar en un sexenio, toma más de una generación lograrlo, y requiere programas eficientes de largo plazo, bien implementados, que sean revisados constantemente para mejorar su impacto, que sean transexenales, donde participen todos los sectores sociales.

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La pandemia obliga a cientos de personas a vivir en la calle en México

La única forma eficiente de lograr atacar y disminuir drásticamente el problema de la pobreza es con la actividad productiva.

La pobreza hace que las personas carezcan de recursos, la actividad productiva eficiente genera riqueza, empleos, permite capacitar a los trabajadores, impacta de forma positiva en las familias, las comunidades y en el país en general.

Esto lograría que las personas generen los ingresos que les permite dar sustento a sus familias, no depender de los programas sociales del gobierno y, al lograrlo, libera recursos del presupuesto del gobierno para otros fines, como educación.

Hay algunos elementos básicos que deberían ser incluidos en estos programas destinados a erradicar la pobreza:

1. Fuertes inversiones del estado en infraestructura, lo que generaría millones de empleos formales.

2. Inversión constante de la iniciativa privada, tanto en coparticipación con el gobierno, como en sus empresas.

3. Un decidido ataque a la economía informal, que si bien da trabajo a millones de personas, no les da acceso a la seguridad social.

Para lograr esto, una gran reforma fiscal seria vital. Un impuesto que es progresivo, que lo paga la mayor parte de la población y en mayor medida quien más consume, es el IVA, que debería aumentar a niveles del 18 – 20% y quitar excepciones, solo dejar estas en las zonas de mayor pobreza.

Una fuerte disminución del ISR a niveles del 20 – 22 %, destinado a incentivar la actividad productiva, la creación de empresas y la inversión, tanto nacional como extranjera, lo que generaría también millones de empleos formales.

4. Promover un programa que fomente el emprendimiento, que permita capacitar a quienes quieren hacerlo, y apoyos económicos para lograrlo.

5. Promover un sistema financiero incluyente y accesible.

6. Buscar desarrollar empresas y trabajos en industrias que cada día tomarán más relevancia, como la programación de tecnología.

7. Programas eficientes de educación para toda la población, que tome en cuenta las características de cada zona y de la población.

Entre muchos otros.

Si logramos contar con una mucho menor población en pobreza y una fuerte movilidad social hacia la clase media, México tendría mucha más capacidad de desarrollar todo el potencial que tenemos.

La pobreza nos debe doler como seres humanos, debemos ser actores en los esfuerzos para disminuirla, pero también, en lo que se va logrando, ser solidarios con quienes viven en esta situación; hay diferentes formas de hacerlo, el primer paso es reconocer que cada uno puede impactar de forma positiva en algo.

Es una deuda histórica en México, debemos tomar acciones decisivas y estratégicas para que entre todos la podamos pagar; es posible, países como Singapur son ejemplos de que se puede.

A actuar cada uno, en familia, hacer consciencia en los jóvenes, en su responsabilidad social; ¡juntos lo podemos hacer!

Nota del editor: Mauricio Hubard es Fundador y Presidente de Juntos Financiera , estudió Relaciones Industriales en la Universidad Anáhuac del Sur, graduado de la escuela de Negocios de Harvard (Harvard Business School) en la maestría ejecutiva “Owners, President Management Program, OPM “ en la generación 34, es miembro activo del Harvard Alumni Association, ha tomado diversos cursos en esta escuela relacionados con Microfinanzas, Gobierno Corporativo, entre otros; Desarrollo de Instituciones Financieras en el JFK School of Goverment de Harvard, también de Responsabilidad Social de las Empresas por la Universidad de Stanford y el ESADE de Barcelona. Escríbele a hubardm@gmail.com. Síguelo en su cuenta de Twitter . Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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