Y así como encontramos esta oportunidad en el ámbito personal, me gustaría hablar sobre la crisis y oportunidad que se ha generado en cuanto a la industria de la subcontratación en nuestro país; en donde por años ha existido el mito de que todo lo que se llame o tenga algo que ver con el outsourcing es malo, alimentado por las malas prácticas que algunas empresas han realizado a lo largo de los últimos años, pero que para nada refleja lo que es la industria formal.
Nos encontramos en un momento estelar, en el cual podemos separar lo que son las buenas prácticas en materia de subcontratación, aquellas que ayudan a generar empleos e impulsar la economía, a través de ayudar a las empresas a ser más flexibles y por ende más competitivas, sin dañar u olvidar los derechos laborales y fiscales que se tienen; de aquellas malas prácticas que son justo las que han golpeado y deteriorado la imagen de la industria de la subcontratación en México.
Este mes se llegó al acuerdo de posponer la discusión del tema para febrero del año entrante, lo que me parece muy benéfico a modo de poder compartir prácticas que en otros países de primer mundo han servido para regular de forma correcta el servicio de administración de personal, y con ello hacerle frente a todas los desafíos que tenemos por delante.
Estoy convencido de que esta situación, difícil y compleja como ha sido, al final de cuentas nos dará como resultado una regulación justa para todas las partes, que nos permita fortalecer la operación de aquellas empresas que por su misma naturaleza requieren de contar con flexibilidad laboral antes picos de producción, temporalidades y sumando también el ajuste a la nueva realidad laboral encaminada por la digitalización y el trabajo a distancia, cumpliendo cabalmente las obligaciones fiscales y laborales.
Tenemos la oportunidad histórica, gobierno, sociedad e iniciativa privada, de aclarar todas las malas prácticas que nos han llevado a tener infinidades de interpretaciones erróneas sobre el outsourcing y la subcontratación y, en consecuencia, fortalecer una industria que es fundamental para el funcionamiento y la competitividad de pequeñas, medianas y grandes empresas.
Al momento de retomar la discusión en el legislativo, debemos tener en mente cómo hacer que esta herramienta sea utilizada de forma correcta y alineada a la regulación y leyes mexicanas, como se hace en muchos otros países; nos ayudará a superar la difícil situación que el COVID-19 nos ha dejado.