Todos estos seguros tienen un objeto definido, y en ningún momento han contemplado la posibilidad de asumir un siniestro derivado de un evento cibernético. Sin embargo, un riesgo cibernético, como lo es un ataque de un hacker, puede llegar a afectar un bien físico y como consecuencia puede surgir un reclamo en alguna de las pólizas tradicionales.
Los riesgos cibernéticos silenciosos son aquellos riesgos que pueden llegar a cubrirse por medio de seguros que no estaban destinados para hacerlo, por ende su cobertura es silenciosa. En este caso hablamos de una zona gris que está preocupando cada vez más al mercado.
Por ejemplo, un malware puede llegar a afectar los equipos físicos (hardware) de una compañía, esos activos no se cubren por medio de la póliza de “cyber Risk” al ser del mundo físico, y por el contrario pueden terminar siendo objeto de una póliza tradicional de daños materiales sin que este tipo de daños se hubiera contemplado al momento de la compra del seguro. Usualmente esta situación no está cubierta en una póliza de daños, pero tampoco está excluida expresamente, por ende es un riesgo cibernético silencioso.
México es uno de los países más expuestos a los ataques cibernéticos
Este tipo de riesgos trae problemas al mercado de seguros porque implica cubrir eventos que las aseguradoras no pretendían asegurar, pero como las situaciones cibernéticas están en todos lados, no se han podido controlar. Si bien es un problema más evidente para las aseguradoras, no deja de serlo para las empresas aseguradas, toda vez que esta situación implica incertidumbre porque no sabemos cómo se van a comportar los seguros frente a una situación que no está cubierta de una manera afirmativa.
El mercado de seguros y reaseguros está alerta de la situación y ya ha empezado a excluir, por ejemplo, los ataques cibernéticos de pólizas que no son de cyber, pero esto conlleva a dos zonas grises: (i) las empresas aseguradas tienen un vacío en sus coberturas al tener una situación que no se cubre en ninguna póliza y (ii) muchas veces las exclusiones que se incluyen no son del todo claras, ya que en algunos casos no se tiene claro lo que se pretende excluir.
OPINIÓN: La puerta de entrada de la ciberdelincuencia