(Expansión) – En México estamos a semanas de cumplir un año de que inició la contingencia sanitaria y la jornada de distanciamiento social. Hace casi 365 días se suspendieron las clases, esto ha representado un esfuerzo mayúsculo para madres, padres, abuelas, abuelos, tías, tíos, así como las múltiples personas que se encargan del cuidado de los infantes. También lo ha sido para las autoridades de educación que han tenido que buscar, en un país de por sí muy desigual, formas de seguir llegando a todos los hogares.
Sin duda, generar contenidos para educar a través del internet, televisión y radio es, por decir lo menos, extremadamente complejo. No todos tienen acceso a estas herramientas, por no mencionar la falta de energía eléctrica en las zonas más remotas del país. Nuestro sistema educativo no está creado para favorecer el aprendizaje en solitario, de por sí, la diferencia entre la educación presencial en área urbana y rural es desigual.