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Eliminar los órganos reguladores, ¿buena o mala idea?

Sin reglas claras y sin un regulador fuerte y autónomo, las empresas reguladas podrían dejar de prestar estos servicios o hacerlo de forma ineficiente, apunta María José González de Cossío.
mar 19 enero 2021 11:59 PM

(Expansión) – La regulación es necesaria para garantizar que los servicios públicos operen de forma segura, eficiente y con calidad, pero no siempre está claro cómo la relación entre los reguladores y las empresas reguladas puede fomentar dicha cultura. La existencia de reglas claras y estables es un elemento necesario para la confianza, elemento esencial para que las empresas inviertan.

El reto: ¿cómo puede la regulación realmente permitir un servicio ágil, receptivo y de calidad para los usuarios finales en un ambiente económico, social y tecnológico en evolución?

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En ausencia de competencia, un regulador debe fortalecer la competencia de los servicios regulados y garantizar que esto no comprometa la competitividad, la seguridad del suministro y la sostenibilidad. Para actuar de manera equitativa en interés de todos los participantes del mercado, los reguladores deben de contar con claridad en el rol que deben desempeñar, transparencia y rendición de cuentas, independencia política, financiera y liderazgo.

Un regulador equivale a un “árbitro”. Éstos garantizan, dependiendo del sector que regulan, que la luz llegue a las empresas sin interrupciones, que los aviones salgan a tiempo y vuelen de forma segura o que la red celular funcione adecuadamente y a precios accesibles.

Sin reglas claras y sin un regulador fuerte y autónomo, las empresas reguladas podrían dejar de prestar estos servicios o hacerlo de forma ineficiente. El regulador debe ser capaz de resistir presiones de las mismas empresas reguladas, del gobierno, de actores políticos y del público en general.

Por ejemplo, grupos de consumidores o candidatos a puestos de elección popular seguramente buscarán que el gas, la gasolina, la electricidad o las tarifas telefónicas disminuyan, mientras que las empresas reguladas argumentarán que resulta necesario que aumenten para recuperar sus inversiones.

El regulador debe aprobar tarifas y términos y condiciones para la prestación de los servicios, que por un lado incentiven que las empresas reguladas inviertan y presten los servicios de forma eficiente, y por otro protejan al consumidor de retornos excesivos e incentiven que los operadores realicen eficiencias y las compartan con los usuarios.

Por eso la necesidad de mantener una neutralidad regulatoria y mecanismos apropiados para interactuar con las partes interesadas.

La regulación es un tema controversial: o no está haciendo lo suficiente o está haciendo demasiado.

En el debate en curso en nuestro país sobre si necesitamos más o menos regulación, la experiencia internacional nos muestran que sí, se requiere una regulación efectiva y de calidad. Pero también, las leyes deben estar bien diseñadas, implementadas, evaluadas adecuadamente y aplicadas de manera consistente. Los gobiernos deben abordar las deficiencias y garantizar que el marco legal funcione tan bien en la práctica como en el papel.

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#QuéPasóCon los organismos autónomos como el INAI?

Para mejorar la calidad regulatoria no se puede basar todo en el Poder Ejecutivo, trabajar de forma aislada no suma, se debe unir al Poder Legislativo, los gobernadores y las agencias reguladoras.

Algunas de las mejores prácticas a nivel internacional que la OCDE recomienda son:

- Tener reglas simples: Las leyes y los reglamentos no tienen por qué ser complicados. Cuanto más sencilla sea la regla, mayor será el cumplimiento y más efectivo el desarrollo.

- Buscar tener impacto: Los gobiernos deben repensar y restablecer su enfoque de políticas y programas para tener un cambio positivo en la sociedad.

Hoy en día, con la difícil situación económica a nivel mundial que estamos viviendo como consecuencia de la pandemia del COVID-19, los gobiernos deben volverse no solo más confiables y receptivos, sino también más abiertos y mejor regulados.

Más que eliminar los órganos autónomos que tanto trabajo ha costado crear, México debería enfocarse en debatir cómo hacer la regulación lo menos onerosa, imparcial y transparente para todos los actores de forma tal que tenga el mayor impacto posible para la sociedad.

Nota del editor: María José González de Cossío es CEO de GDC Consulting, una empresa de Comunicación Financiera y Corporativa, Relaciones Públicas, Manejo de Crisis y ESG. Cuenta con experiencia trabajando en el sector privado y público, así como en ONG ́s en temas relacionados con el sector energía, infraestructura, manejo de riesgos, educación, análisis económico y relaciones públicas. Economista por el ITAM y miembro del Consejo Consultivo del Women ́s Forum, Women in Energy, así como del Consejo Consultivo de Ex Alumnos del ITAM. Síguela en Twitter y en LinkedIn . Escríbele a mariajose@gdcconsulting.com.mx . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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