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Un regulador debilitado: así es cómo la CRE ha perdido fuerza este sexenio

El gobierno puso la semana pasada sobre la mesa la propuesta de que las secretarías absorban a los órganos autónomos. En el caso del regulador energético, su captación empezó mucho antes.
vie 15 enero 2021 05:00 AM
CRE
Desde que inició el sexenio, la CRE ha sufrido desde recortes de presupuesto hasta una oleada de renuncias y cuestionadas elecciones de comisionados.

En los primeros días de la actual administración, un organismo federal vio prácticamente paralizadas sus labores. En menos de dos meses, la Comisión Reguladora de Energía (CRE), vivió un revuelo de renuncias y cambios que la llevaron a paralizar sus labores en el pleno –el órgano de decisiones– por cerca de cuatro meses.

Cuando el regulador del mercado eléctrico operó de nuevo, en mayo de 2019, el cambio era evidente. La llegada de nuevos comisionados y la visión del ejecutivo respecto a derribar lo hecho con la reforma energética ya permeaba en el organismo.

Ahora, a dos años del inicio de su mandato, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha amagado con desaparecer a los autónomos, incluyendo a la Comisión Federal de Competencia (Cofece) y el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT). Pero el debilitamiento de la CRE ya tiene una historia trazada y comenzó desde los primeros días de la administración morenista.

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El primer golpe al regulador fue una baja sustancial en el primer presupuesto que le asignó la administración obradorista. El organismo que sumó importancia con la apertura del mercado, derivado de la reforma energética, vio una baja de 28% –equivalente a cerca de 100 millones de pesos– en 2019, lo que causó la reducción de poco más de 300 trabajadores de su plantilla.

El jefe del ejecutivo comenzaba a advertir su postura respecto a los reguladores. Estos, argumenta, cuestan mucho y no han demostrado eficacia. En el caso de los energéticos, dice, han contribuido al “desmantelamiento” de las estatales Pemex y CFE.

Entre diciembre y abril de 2018, tras el inicio del sexenio, cuatro comisionados del regulador dimitieron. Una de ellas, Neus Peniche, dejó el cargo para asumir una dirección en la Secretaría de Energía (Sener), en el que continúa hasta ahora. El resto lo hizo para enfocar sus labores en el sector privado y en organizaciones internacionales.

Las versiones de las salidas son varias: los comisionados vieron una baja en su salario de 50%, como parte de una medida general tomada desde presidencia y que fue bien recibida por los simpatizantes del presidente, y desde la CRE ya se visualizaba un cambio de 180 grados a lo que representó la administración del regulador durante los primeros años de implementación de la reforma energética.

“(Las salidas) no sólo (fueron) por el sueldo, sino por el desgaste que implicaba que en cada declaración acerca de la CRE se hablara mal de los funcionarios. Si no puedes lograr nada, si te van a atacar, si además tu trabajo ya no sirve como servía antes, tenía muy poco caso quedarte a pelear”, dice un ex alto funcionario del regulador que pidió anonimato.

La primera pista en el cambio del rumbo del regulador llegó en febrero de 2019, cuando el presidente envió al Senado sus ternas para ocupar las cuatro plazas vacantes en el regulador. Su selección fue duramente criticada, incluso por Guillermo García Alcocer, quien en ese momento presidía la Comisión, debido a la relación de los nominados con CFE y Pemex y por la ausencia de conocimiento técnico.

Tras dos intentos de votación, ninguno de los candidatos logró la mayoría en el Senado para ocupar uno de los espacios en el quórum. Pero aún así, y pese las críticas, en abril de 2019 el presidente designó cuatro nuevos comisionados: Luis Linares Zapata, Norma Leticia Campos, Guadalupe Escalante y José Alberto Celestinos. Tres de ellos con un pasado en la petrolera estatal Pemex. Incluso el último funge como asesor dentro del proceso de construcción de refinería Dos Bocas, en Tabasco.

Su entrada al organismo marcó un antes y un después en la relación del regulador con el sector privado. Los permisos, especialmente para el mercado de generación eléctrica y nuevas estaciones de venta de gasolinas, comenzaron a autorizarse más espaciadamente en las sesiones del órgano de gobierno hasta llegar a su casi paralización en los últimos meses.

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En junio de ese año el cambio de rumbo se volvió más evidente. Después de una racha de tensiones con el ejecutivo, resultante de la crítica que lanzó tras las nominaciones para nuevos comisionados, García Alcocer abandonó su cargo argumentando que el nuevo pleno del órgano tenía una visión distinta a la suya, según informó en una carta.

En noviembre pasado el profesor del ITAM fue inhabilitado por 10 años por la Secretaría de la Función Pública por conflicto de interés, tras supuestamente acreditarse que favoreció con permisos para comercializar combustibles a una empresa relacionada con uno de sus familiares, informó en su momento la dependencia.

La salida de Alcocer marcó un hito en la relación de la CRE y sus trabajadores. Muchos de ellos, y no solo mandos altos, decidieron renunciar al organismo derivado del constante ataque hacia las labores del regulador.

“Una de las cosas que me orilló (a dejar el organismo) fue el tema de cómo a través de la figura de García Alcocer comenzaron a pegarle a la CRE (...), te dabas cuenta que ya no estabas ante un escenario de razón, de ideas, sino era un escenario político”, dice un exdirectivo de la Comisión que decidió continuar en la iniciativa privada.

La designación de un nuevo titular llevó cinco meses. En octubre, Leopoldo Melchi, un personaje cercano a la secretaria Rocío Nahle, obtuvo, en una segunda votación, la mayoría en el Senado –con mayoría de Morena– para ser nombrado como comisionado presidente del organismo.

Melchi, formado en Pemex, abandonó la dirección general de gas natural y petroquímicos en la Sener para liderar al regulador.

Los cuatro comisionados llegados en mayo ya habían marcado pauta en el organismo e incluso algunos de ellos admitieron durante sus comparecencias el apoyo hacia Pemex y CFE y su renuencia hacia la reforma energética del sexenio anterior, pero la llegada de Melchi marcó el inicio de una serie de medidas tomadas desde la CRE para reforzar la figura de las dos empresas estatales de energía en el mercado y cambios al interior de la Comisión.

En noviembre, un mes después de su llegada, el regulador vivió la salida de al menos una veintena de funcionarios que ocupaban el cargo de titular de unidad o una dirección dentro del regulador.

La administración de Melchi, según contaron fuentes en su momento, pidió la renuncia a altos mandos y los reemplazó por funcionarios ligados a Pemex y a la Secretaría de Energía.

Así, tres de los cuatro puestos de titulares de las unidades, encargados de la emisión y supervisión de servicios, que conforman la CRE fueron ocupados por personal cercano a las empresas estatales y la Sener. Oleg Kostin, quien ahora lidera la unidad de petrolíferos, dejó una dirección adjunta en la Sener, también en petrolíferos, para unirse al regulador. Carlos Sánchez Lugo, formado en Pemex y en el Instituto Mexicano del Petróleo, llegó a ocupar la unidad de hidrocarburos y Francisco Javier Varela Solís, el titular de electricidad, trabajó desde 1990 en la Comisión Federal de Electricidad, de acuerdo con información contenida en sus declaraciones públicas.

Pero los cambios tras la llegada de Melchi no sólo fueron en el personal. La Comisión ha aprobado una serie de proyectos, sobre todo en materia eléctrica para aumentar la participación de mercado que tiene la CFE.

En los últimos meses, por ejemplo, aprobó un proyecto para limitar que las centrales con contratos de autoabasto –generalmente utilizadas por clientes industriales– adhieran nuevos socios y también dio luz verde para aumentar los costos que pagan generadores privados a la CFE por utilizar la red de transmisión de la empresa eléctrica nacional, conocido como tarifa de porteo.

También dio el visto bueno a dos proyectos que permiten a la compañía dirigida por Manuel Bartlett adquirir energía eléctrica sin recurrir a las subastas, como lo marca la reforma energética. Así, el regulador permitió a la empresa nacional comprar electricidad a plantas propiedad de la estatal que aún no han sido construidas o que estarían próximas a salir de despacho.

La aprobación de proyectos a favor de la CFE no han sido idea del regulador. La empresa dirigida por el octogenario Bartlett presentó una serie de peticiones al regulador para cambiar la dinámica actual del mercado y recuperar participación en el mercado de generación, en el que hace unos años perdió exclusividad.

Pemex también hizo lo propio y la CRE también le ha respondido de manera favorable. Por ejemplo, quitó a Pemex los candados que le habían sido fijados para determinar de manera discrecional el precio en que vende los petrolíferos al mercado mayorista.

La pausa de permisos, tanto para nuevas estaciones de petrolíferos como para nuevas centrales de generación, también han sido parte de las peticiones de las estatales y de las órdenes giradas desde presidencia. Así, el regulador ha pausado la emisión de nuevas autorizaciones. Una pausa que se acentuó con la emergencia sanitaria por coronavirus.

En julio pasado, la Cofece advirtió que el ‘nuevo’ regulador –a partir de mayo de 2019, con los nuevos comisionados– aumentó en promedio tres veces el tiempo en que resuelve las solicitudes para que un nuevo participante se una al mercado de petrolíferos.

En lo eléctrico ha sucedido algo similar, de acuerdo con un análisis hecho por Expansión, el año pasado el número de nuevos permisos a privados se redujo en 75%.

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En julio del año pasado, la idea del presidente por alinear a los reguladores sumó un nuevo elemento: un memorándum que les fue enviado a los organismos del sector energético –incluida la CRE– en donde les pide sumarse a uno de los principales objetivos presidenciales, el fortalecimiento de las compañías.

El pacto entre los reguladores, los máximos responsables de la política energética y el presidente se cerró en una reunión de septiembre en Palacio Nacional, en la que acordaron favorecer a la petrolera y la eléctrica nacional con el marco jurídico actual, antes de intentar una contrarreforma energética.

Una reunión en noviembre, que tenía como objetivo decidir la presentación de la contrarreforma, fue pospuesta, pero los planes del ejecutivo siguen adelante. La decisión, dicen fuentes consultadas, ya ha sido tomada.

Algunos juristas especializados en la materia aseguran que para desaparecer a la CRE, o para sumar sus funciones a la Secretaría de Energía, sería necesaria la presentación de una reforma constituciona l, cuya aprobación necesitaría el visto bueno de ambas cámaras y el apoyo de al menos 17 congresos locales. Otros afirman que el proceso es más sencillo y sólo será necesaria la modificación de algunas leyes y reglamentos.

Pero cual sea el camino, o si la administración federal elige o no hacer cambios legislativos, el cambio al interior de la CRE ya ha sido echado a andar y la idea de hacer de ésta un regulador autónomo está cada vez más lejos.

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