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Un factor de éxito en las iniciativas nacionales de innovación

Se trata de superar los vacíos institucionales y limitaciones de recursos para desarrollar una mayor oferta tecnológica nacional e impulsar mercados más inclusivos, apunta Juan Alberto González Piñón.
jue 21 enero 2021 05:00 AM

(Expansión) – El sistema de Centros Públicos de Investigación del Conacyt son la segunda fuerza, en investigación y desarrollo tecnológico después de la UNAM; sin embargo, aún no han logrado ser un sistema capaz de dinamizar las relaciones entre el conjunto de agentes científicos, tecnológicos, las empresas y la sociedad, para promocionar la cultura de la innovación e integrar el sistema Ciencia-Tecnología-Empresa-Sociedad.

Acercarse a la construcción de dicho sistema requiere que exista una nueva forma de coordinación, que dé prioridad a la creación de relaciones a partir del desarrollo de las capacidades científicas y tecnológicas de los diferentes centros, en donde una de sus principales tareas sea el fortalecer las capacidades tecnológicas y de innovación de sectores productivos clave, con el fin de promover la aportación de conocimiento al desarrollo social, en principio con un alcance regional, pero luego lograr un alcance nacional.

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Ante la nueva realidad que vive la política científica y tecnológica en México, el sistema de centros Conacyt debería comenzar a operar con una nueva lógica en donde una de las tareas centrales sea reducir las dificultades de las pequeñas y medianas empresas para invertir en I+D.

En estos casos los centros tecnológicos pueden favorecer la asociación entre pequeñas empresas para invertir en I+D de manera conjunta, algunas acciones que apoyen este paradigma pueden ser:

- Actualizar las empresas a las nuevas condiciones de mercado,

- Asesorar en la gestión de proyectos de innovación tecnológica,

- Brindar apoyo tecnológico específico (como estudios de viabilidad o informes de estado de la técnica),

- Ayudar en la búsqueda de información sobre fuentes de financiamiento para la introducción de innovación en el proceso productivo,

- Realizar difusión tecnológica (diagnósticos científicos, información tecnológica, gestión de la innovación, fabricación de prototipos, comercialización de la cartera tecnológica),

- Asesorar y asistir técnicamente (ensayos y análisis, homologaciones, informes),

- Establecer relaciones con distintas compañías para poder hacer circular las innovaciones tecnológicas y de gestión entre diversos sectores industriales.

Se trata de privilegiar todas aquellas acciones que brinden posibilidades de complementar capacidades tecnológicas y de gestión del conocimiento del sector productivo, enfocadas a incrementar la agregación de valor.

Es claro que existen ciertas dificultades para poder implementar un modelo con estas características, el principal de ellos puede ser el de financiamiento, sobre todo por falta de inversión de las empresas en I+D (por la falta de convencimiento de parte de los empresarios y por carencia de recursos en las empresas).

Sin embargo, esta dificultad se suple mediante el apoyo y articulación de un inventario de capacidades instaladas en los centros tecnológicos para impulsar un modelo de uso compartido (equipos, personal especializado, servicios acreditados, grandes infraestructuras, etc.), que haga accesible la inversión para las empresas y a su vez les permita configurar cadenas de valor y rediseño de productos, a través de reducir las dificultades de accesibilidad de una manera escalable y sostenible.

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Se trata de superar los vacíos institucionales y limitaciones de recursos para desarrollar una mayor oferta tecnológica nacional e impulsar mercados más inclusivos.

En general, esta apuesta requiere que los centros tecnológicos aprovechen su núcleo básico de personal técnico-científico mediante la adopción de una estructura de personal flexible, en función de los distintos contratos. En gran medida, su éxito dependerá del nivel de involucramiento del personal científico y tecnológico que integra dicho núcleo, así como del uso compartido de la infraestructura tecnológica y de servicios.

Se requiere un modelo de colaboración conjunta entre centros de investigación y empresas, que habiliten el uso de la infraestructura científica y tecnológica del país, promoviendo el desarrollo el conocimiento y el surgimiento de tecnologías útiles que impulsen un mayor nivel de actividad innovadora en las empresas, centrándose en lo experimental y lo utilitario relacionando estrechamente a la ciencia y la tecnología con la competitividad del sector productivo.

Es momento de poner en manos de los investigadores y tecnólogos las necesidades de desarrollo tecnológico e innovación de las empresas, para transformarlas en soluciones tecnológicas, capaces de abrir nuevos campos de aplicación de la investigación científica y así responder a las demandas de innovación del sector productivo.

A través del esfuerzo conjunto, público y privado, se podrá incrementar la base de empresas innovadoras, así como el desarrollo de bienes públicos y proyectos con altas externalidades positivas.

Nota del editor: Juan Alberto González Piñón es director de Spark UP y académico de la Facultad de Empresariales de la Universidad Panamericana. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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