La reciente propuesta de reforma y adiciones a la Ley del Banco de México pretende resolver dos problemas. El primero es la necesidad que tienen algunos bancos e instituciones financieras de repatriar el excedente de dólares en efectivo que captan en México y que no pueden colocar en el propio país o con instituciones financieras de Estados Unidos. El segundo es conseguir mejores condiciones de intercambio para las remesas de bolsillo.
Como toda propuesta de política pública que se mueve dentro del mundo de lo posible, ésta debe considerar las siguientes restricciones: procesos históricos, políticas y regulaciones específicas del sistema financiero internacional, riesgos de lavado de dinero y financiamiento al terrorismo, y el papel de las relaciones asimétricas entre los países y jurisdicciones que definen el statu quo.
La necesidad de repatriar dólares en efectivo hacia Estados Unidos obedece al proceso histórico que dio origen al actual sistema monetario internacional. Este arreglo ha conferido a Estados Unidos un “privilegio exorbitante” (Valéry Giscard d’Estaing dixit), en referencia a la condición por la cual el resto del mundo debe pagar costos de transacción cuando cambia los dólares.