En Europa, el tema incomoda pero ya se hospedó en la conciencia empresarial. En Estados Unidos, el sector privado cabildea para que la administración de Joe Biden construya un ambiente de negocios con sentido social. En México, el fenómeno no es un secreto a voces, cuenta con seguidores, pero dominan más los beneficios del corto plazo.
El ‘Caso Emmanuel Faber’ deja claro que sigue muy vigente la filosofía de ganar dinero rápido, pero sería muy injusto e irresponsable no mencionar que hay una tendencia que permite imaginar que el capitalismo ya no puede ser tan salvaje. Muchos fondos de inversión y bancos (sí, fondos y bancos) están exigiendo transparencia, compromiso, hacer las cosas bien, a cambio de inversiones y líneas de crédito. También hay emprendedores que lo piensan.
Sin embargo, aquí hay algo difícil de comprender: creer que hacer el bien puede generar buenos rendimientos. Muchos líderes y organizaciones lo entienden y basan sus propuestas en función de este principio, pero también hay un amplio número que solo piensa en el bono y en el dividendo. La pregunta que ronda sobre sus cabezas es: ¿acaso es posible hacer el bien sin sacrificar el retorno de inversión?
Por fortuna, hay mánagers que recibieron el beneficio de la duda de que lograrán los retornos en el largo plazo. Así, el mercado es clave, pero también la gobernanza, el apoyo del Consejo de Administración y del middle management, la claridad de que no hay dicotomía entre compensación y rendimiento con impacto social. Es ahí donde la estrategia toma un sentido u otro. Por eso, bien vale la pena pensar en lo siguiente: una sociedad sin progreso social implica un ambiente malo para los negocios.
El debate está ahí:
“Cuando logras compaginar que la sociedad y la empresa avancen significa que estamos haciendo bien las cosas”, dice Arturo Saval, presidente y socio fundador de Nexxus. “Muchas veces se critica al empresario, pero pocas veces se ve que es el caballo que tira de la carreta”.
“Comienza una tendencia que se modela por varios lados, muchos fondos exigen igualdad de género, diversidad, prestaciones laborales correctas. La bestia ya se empezó a mover”, dice Heberto Taracena, socio fundador de Capital Invent. “Los emprendimientos que atienden a sus stakeholders crean mayores rentabilidades de largo plazo, en contraste a los que solo piensan en los inversionistas”.
“La pandemia le ha movido el tapete a muchas empresas. Ya no es posible solo mirar la responsabilidad fiduciaria, Hay que dar pasos hacia una economía más inclusiva”, considera Javier Herrero, director ejecutivo de Sistema B México.
“Yo no veo un boom de proyectos que atiendan a todos los stakeholders. Creo que esta pandemia no va a cambiar nada, porque a las élites no les ha dejado ni un rasguño. No se va a generar en lo más mínimo el cambio que necesitamos”, afirma Álvaro Rodríguez Arregui, cofundador y managing partner de IGNIA Capital.