Bajo un llamado de unidad, y en medio de un trumpismo latente, el presidente moviliza a todos los actores políticos y económicos para reeditar el New Deal de Franklin D. Roosevelt, instaurado tras el crack de 1929.
Muchos historiadores coinciden que como entonces, el desempleo y la pobreza vuelven a ser una constante, por lo que no es de extrañar que Joe Biden utilice la política keynesiana nueve décadas después para motorizar la economía nacional, distribuir mejor la riqueza y aliviar la carga de las capas más vulnerables al apostar por un Estado de bienestar expandido y consolidado.
¿La calma después de Trump? Así han sido los primeros 100 días de Biden
En 100 días, Joe Biden ha transformado el paisaje estadounidense después de la presidencia disruptiva, caótica y anti-ejemplo de Donald Trump. Al presidente que desunió, aisló, sometió y provocó, lo reemplazó un político profesional que busca poner orden en la máxima súper potencia mundial.
Destacó su victoria en el Capitolio cuando se aprobó un paquete de estímulos por 1.9 billones de dólares, al cual le seguirá su plan histórico de infraestructura para modernizar el sector de transportes, comunicaciones, red eléctrica, suministro de agua, banda ancha de internet, al tiempo de generar inversiones en educación, salud, ciencia, innovación y energías limpias.
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Este plan de infraestructura debe leerse como un acto mayúsculo, pues ya está considerado como el plan más ambicioso desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Gracias a ello se estima que Estados Unidos crezca al 8% en 2021 (Goldman Sachs), incremente en 1.4 puntos el crecimiento de la economía mundial que la OCDE pronosticó en diciembre, y pase del 4.2 al 5.6%.
Ya lo dijo Kristalina Georgieva, directora general del FMI, la economía hubiera entrado en una depresión tres veces más profunda de no ser por la histórica intervención de gobiernos y bancos centrales para contrarrestar el choque de la pandemia.
Sin embargo, en medio de esta calamidad estrepitosa, el gran desafío de Joe Biden será generar un consenso bipartidista sobre su plan fiscal que incluye el aumento de los impuestos y la eliminación de subsidios a industrias que consuman combustibles fósiles -dos puntales que borraran aún más la herencia trumpista-.
Al respecto, es importante recordar que en la Cumbre Mundial de Líderes Climáticos convocada por Biden, Estados Unidos se comprometió a reducir las emisiones de alrededor del 50% para el 2030 en comparación con los niveles del 2005.