En lo personal, me sigue apasionando el hecho de que en sentencias, laudos, escritos, promociones, contratos, leyes modelo y principios generales del derecho, sigamos utilizando frases como “pacta sunt servanda”, “ius cogens”, “lex mercatoria”, “iuris tantum”, “prima facie”, “contrario sensu”, “inveterata consuetudo”, “res inter alios acta”, “de iure” y “mutatis mutandi”, entre muchas otras.
Pues bueno, también en la vida existe un sinnúmero de frases de origen y exégesis romana que se utilizan, teniendo todas siglos de sabiduría en sus espaldas.
Hace algunos meses escuché al presidente decir “ya se acostumbrarán [la oposición]”. Me llamó fuertemente la atención la expresión, pues indicaba que él no cambiaría su postura, su ideología, su posición, ni sus conductas… estén equivocadas o no.
Parecía nada importar el hecho de que, si bien errar es de humanos (“errare humanum est”), para él la expresión corregir es de sabios –o dicho en sentido negativo, como lo expresa la máxima romana, perseverar es diabólico (“sed perseverare diabolicum”)– le tiene sin cuidado. Total, “el Estado soy yo”.
Eso es producto de la autocracia y concentración de poder causado por el voto masivo. Su incapacidad para entender la complejidad actual en materia económica, ambiental y científica de la aldea global le costará caro a varias generaciones de mexicanos.
“Imagínense” (frase que utiliza mucho), ¡seguimos pagando los errores de Echeverría!
Pero lejos del retroceso histórico actual, las decisiones municipales sin duda afectarán el medio ambiente global. ¿Sabrá que los gases con efecto invernadero no necesitan visa para migrar por todo el mundo? Lástima que no envían remesas.
Y para muestra un botón: hace unos días en la Cumbre Mundial del Medio Ambiente, el titular del Ejecutivo presumió la siembra clientelar de arbolitos –que por cierto, para ganarse los recursos, los campesinos han deforestado miles de hectáreas de bosques y otros ecosistemas para plantar arbolitos– y el impulso de refinerías (y cito textual “para no contaminar importando gasolinas”).
Cero renovables, cero impulso a la transición energética.
En lo personal, estoy en el limbo mental entre no acostumbrarme a tanta incoherencia, falta de sinapsis y burda ilegalidad, por un lado, y haber perdido la capacidad de asombro, por el otro.