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Para botar a alguien, hay que ir a votar

Debemos superar el malestar que nos causa nuestra coyuntura política y que, a mi juicio, tiene su origen en la combinación de una tendencia global con una circunstancia local, considera Sergio Luna.
mié 02 junio 2021 11:59 PM

(Expansión) - No hay frase hecha que genere más desazón que la del “desencanto con la democracia”. Podemos estar a disgusto con el proceso democrático, furiosos con sus resultados, pero la democracia como hecho consumado está implícito en todas estas actitudes.

El desencanto supone abandono, renuncia. La democracia encuentra en la indiferencia su principal amenaza existencial. Por eso es crucial que todos votemos este domingo 6 de junio.

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Debemos superar el malestar que nos causa nuestra coyuntura política y que, a mi juicio, tiene su origen en la combinación de una tendencia global con una circunstancia local.

La tendencia mundial es el surgimiento de liderazgos populistas. ¿A qué se debe? Las causas son complejas, pero José Ignacio Torreblanca propone una hipótesis interesante: las olas populistas coinciden con cambios tecnológicos que generan disrupciones informativas – la radio como recurso de los regímenes fascistas en la Europa de los años 30 del siglo pasado, por ejemplo.

Bajo esta lógica, la descentralización de información y opinión que generan el internet y de las redes sociales implica una “desintermediación” de las instituciones tradicionales de la democracia – partidos políticos, medios informativos – ofreciendo así el sueño del autócrata: comunicarse directamente con “el pueblo”. En la república virtual, el caudillo tiene a su disposición una masa desvertebrada de opiniones, dispuesta al embrujo de las fake news; las democracias hoy en día son susceptibles de “hackeo”.

En México la desintermediación de la democracia por el internet y las redes sociales le vienen como “anillo al dedo” a AMLO. Resulta paradójico que un político tan anticuado se beneficie de algo tan reciente. Se explica quizá por el extraordinario talento de AMLO para explotar una peculiaridad de nuestra democracia: el fracaso no se castiga.

Hay ejemplos de sobra: un político que pierde una elección y aparece en otra, reciclado quizá por otro partido; la desaparición de estos últimos por no obtener votos suficientes para preservar su registro, seguida de una milagrosa resurrección (el PT por ejemplo) o la reencarnación bajo otro nombre (el PES o RSP). Podría argumentarse incluso que muchas de las reformas a nuestras leyes electorales están animadas por este propósito. Nuestra democracia es cara y AMLO no se cansa de recordarlo; pero refleja en gran medida el costo de la desconfianza que siembra quien nunca admite que pierde.

La mejor forma de defender lo que, con imperfecciones, hemos logrado para darnos gobierno es salir a votar.

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Candidatos mexicanos amenazados buscan llegar a las elecciones a salvo

En el ciberespacio, eventualmente debemos formar instituciones que ofrezcan el justo medio en términos de libertades y responsabilidades. El politólogo español señala que 82% de los europeos encuestados por Eurobarómetro en 2018 consideran que las fake news y la desinformación constituyen un problema para la democracia. Es preocupante pero también es buena señal de que somos conscientes de nuestras responsabilidades colectivas. Dicho esto y hasta el momento, la única forma de influir en nuestra realidad es votando, todo lo demás es accesorio.

En México y ya con el voto emitido, quizá conviene pensar en términos distintos sobre los resultados electorales. No hay que soslayar el tremendo avance que significó aceptar que quien tiene más votos gana. Quizá el siguiente gran paso es insistir en que todos los demás pierden, sin premios de consolación ni justificantes. Votamos por quien queremos que gane, pero al hacerlo, también indicamos a quién queremos botar de la competencia política.

Nota del editor: Sergio Luna estudió Economía en la UNAM y la Universidad de Londres. Fue economista en el Banco Nacional de México durante 33 años y continúa en dicha profesión, ahora de manera independiente. Síguelo en Twitter y/o en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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Opinión Elecciones Elecciones 2021 Política

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