El más reciente —e importante— anuncio en muchos meses ocurrió el miércoles pasado, 16 de junio, cuando la Fed decidió mantener las tasas de interés en niveles históricamente bajos, sin cambios por ahora, en medio del optimismo económico que deriva de una creación importante de empleos pero que, sumado a los cheques de apoyos económicos por pandemia entregados a la población en EU el último año (equivalentes al 25% del PIB de EUA), han incrementado las presiones inflacionarias.
Es decir: la economía en EU se recupera rápidamente, pero con creciente preocupación de que el nivel general de precios suba mucho, encareciendo los bienes y servicios más allá de las metas, que en EU es —desde agosto de 2020— de 2% anual promedio. En consecuencia, el consenso de un incremento de las tasas de interés hacia mediados de 2023 —aunque suena como una fecha lejana aún—, la Fed pone en alerta a los bancos centrales de las economías emergentes, como México.
En ese contexto, aunque la Fed por ahora mantiene la expectativa de condiciones financieras laxas —es decir, se mantienen bajas tasas de interés a nivel mundial—, es posible que la discusión se vuelque sobre las consecuencias de una escalada de precios que precipite la decisión de la Fed y de otros bancos centrales de subir las tasas de interés.
Y es que, en medio del proceso de recuperación económica tras un año de confinamientos y suspensión de actividades, mantener bajas las tasas de interés significa que países como México pueden acceder a un financiamiento más barato y, con ello, apoyar la reactivación económica.
En concreto, cuando las tasas de interés se mantienen bajas por periodos sostenidos, las personas y las empresas privilegian el consumo sobre el ahorro, los bancos ofrecen menores tasas para comprar coches y casas, se ofrecen mejores créditos para comprar en tiendas y, en resumen, los y las consumidoras adquirimos más bienes y servicios.
Por su parte, tras más de dos años en los que la inversión en maquinaria se contrajo (en comparaciones anuales, con la salvedad del último dato para el mes de marzo 2021), es importante que los inversionistas tengan incentivos a invertir en proyectos de infraestructura —mejorando con ello las condiciones en el mercado laboral nacional— y no en bonos de renta fija, que serían más atractivos si existiera un alza en las tasas.