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Nosotros y el “maldito” dinero

Al margen de los desvaríos de la política, por nuestra historia, contextos y circunstancias hemos construido una extraña relación con el dinero y lo que se relaciona con éste, opina Jonathán Torres.
mar 22 junio 2021 12:01 AM

(Expansión) - ¿Y, tú, cómo te llevas con el dinero? ¿Consideras que la riqueza es un pecado? ¿Sostienes que quienes tienen dinero son malos y corruptos? ¿Crees que no debes tener aspiraciones? ¿Sabe tu pareja cuánto ganas? ¿Cuál es tu reacción al conocer que tu esposa gana más que tú?

Estas preguntas se piensan mucho, algunas están muy socializadas mientras que otras es preferible mantenerlas en algún espacio reservado de nuestras conciencias. Pero todas ellas tienen que ver con ese mecanismo de intercambio que deseamos, envidiamos, cosificamos, condenamos…

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Estos tiempos obligan a pensar en la relación que tenemos con el dinero. La crisis, la pandemia, el desempleo, el modelo económico… El dinero está escaso, son tiempos difíciles, pero también propicios para la adaptación al cambio, la resiliencia, la aspiración a mejorar el estado de las cosas.

Aunque haya quien piense que esto es sacrilegio.

El presidente compartió su modelo de pensamiento en torno de los caminos para llegar al dinero por parte de un núcleo de la sociedad mexicana: “Hay un sector de la clase media que siempre ha sido así, muy individualista, que le da la espalda al prójimo, aspiracionista, que lo que quiere es ser como los de arriba y encaramarse lo más que se pueda, sin escrúpulos morales de ninguna índole; son partidarios de que ‘el que no transa, no avanza’”.

¿Qué resortes se activaron en Andrés Manuel López Obrador? Él, que dice defender a las clases más desprotegidas, vive en un palacio. Sus hijos, que prueban su suerte como emprendedores, aspiran a mejores condiciones de vida. ¿Piensa que la pobreza es la mejor condición para nuestra sociedad? ¿Será que la mediocridad es la mercancía de los políticos?

Al margen de los desvaríos de la política, por nuestra historia, contextos y circunstancias hemos construido una extraña relación con el dinero y todo lo que se relaciona con éste. Ponemos en duda el éxito, no recompensamos el esfuerzo, nos burlamos de los deseos de superación, cuestionamos los ejemplos a seguir, pensamos que la felicidad es superchería.

Es cierto, hay un modelo económico injusto, profundamente desigual, que se burla de la meritocracia y la movilidad social; también, grupos fácticos (políticos y empresariales) que nadan en dinero gracias a malas prácticas.

Pero también cargamos con creencias absolutamente equivocadas. Y nosotros somos responsases de reproducirlas.

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Esto no es nuevo. Las interpretaciones religiosas, por ejemplo, han sostenido que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de los cielos (los estudiosos en la materia sostienen que, en realidad, ésta es una condena para quienes solo acumulan bienes y dinero para su propia satisfacción). Como sea, en el imaginario domina la idea de que los ricos son malos y los pobres buenos. De ahí viene el paternalismo y los contextos clientelares (que hoy, por cierto, exprime el presidente).

Si nos vamos a lo micro, en algunas familias hay secretos y formas que dan cuenta de que el dinero es un elemento incómodo. ¿Cuántos divorcios se han provocado por el dinero? ¿Qué pasa cuando la mujer gana más que el hombre? ¿Quién reparte el dinero en casa y toma las grandes decisiones financieras? La cultura machista también se asoma en esta historia.

Dicho todo esto, el dinero no es malo, el problema es lo que la gente hace con éste. La corrupción, las fortunas mal habidas, tienen que ver más con la naturaleza humana que con el dinero en sí. El dinero es solo una moneda de intercambio. Quien roba, siempre va a robar. El tramposo siempre buscará la salida fácil, con mucho o poco dinero.

El llamado entonces es a mejorar nuestra relación con el dinero, por varios frentes. Valdría la pena, por ejemplo, darle valor al esfuerzo. Si entendemos de dónde venimos, si visibilizamos nuestros contextos y reconocemos nuestros resortes, no nos dejaremos enganchar por los políticos, podremos aspirar a usar adecuadamente nuestro dinero y, también, tendremos la capacidad de reconocer al otro y dejar de ponernos el pie.

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“La riqueza consiste mucho más en el disfrute que en la posesión”: Aristóteles.

“No estimes el dinero en más ni en menos de lo que vale, porque es un buen siervo y un mal amo”: Alejando Dumas.

“De aquel que opina que el dinero puede hacerlo todo, cabe sospechar con fundamento que será capaz de hacer cualquier cosa por dinero”: Benjamin Franklin.

“Quienes creen que el dinero lo hace todo, terminan haciendo todo por dinero”: Voltaire.

“La pobreza no viene por la disminución de las riquezas, sino por la multiplicación de los deseos”: Platón.

Nota del editor: Jonathán Torres es periodista de negocios, consultor de medios, exdirector editorial de Forbes Media Latam. Síguelo en LinkedIn y en Twitter como @jtorresescobedo . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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