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Los empresarios como agentes de cambio con conciencia social

En el futuro necesitaremos líderes empresariales que ayuden a sus consumidores, proveedores y colaboradores a transitar hacia un desarrollo económico más justo y equitativo, opina José de la Cerda.
vie 16 julio 2021 12:08 AM

(Expansión) - En un mundo globalizado, ser empresario no es fácil. Y cuando las cosas se complican, como con la aparición del COVID-19, la exigencia se vuelve mayor. Hoy, la pandemia se mantiene como un reto para los emprendedores que buscan soluciones para salir adelante en el complejo contexto que vivimos.

La transformación digital solo ha sido un paso. El desafío central es la sostenibilidad en un escenario que exige repensar el papel de las empresas para hacerlas más inclusivas y asumirlas como un factor de generación de riqueza a favor de todos.

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Muchas empresas participaron en esfuerzos internacionales y locales para hacer frente a la pandemia. Se sumaron a las acciones para evitar contagios y hubo algunas que participaron en el montaje de hospitales para la atención de las personas más afectadas. Pero, sobre todo, lucharon para mantener abiertas las fuentes de trabajo.

¿Qué debe caracterizar a las y los empresarios del futuro y cómo deben formarlos las instituciones de educación superior? Partamos de la idea de que el liderazgo empresarial requiere un mayor compromiso social. Sus líderes deben asumirse como actores de cambio con una visión de negocios que busque un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente, y les permita enfrentar tres retos actuales.

En primer lugar, proteger un planeta frágil y en riesgo de colapso por los desmedidos niveles de consumo. Las nuevas generaciones son mucho más conscientes de las consecuencias del deterioro ambiental y cuestionan las condiciones del mundo que reciben.

Segundo, desarrollar tecnologías adaptables y menos contaminantes cuyo uso resuelva los problemas ambientales y satisfaga las apremiantes necesidades sociales.

Por último, interactuar con mercados internacionales integrados que exigen emprendedores y empresarios mejor entrenados para proyectar el valor de su compañía en un mundo donde todos los países tienen sus propios retos, prioridades y carencias.

En el futuro inmediato necesitaremos líderes empresariales que ayuden a sus consumidores, proveedores y colaboradores a transitar hacia un desarrollo económico más justo y equitativo. Emprendedores para los cuales el margen de utilidad no sea el único indicador de éxito, capaces de cerrar las heridas entre la sociedad, y construir una riqueza más inclusiva en beneficio de todos.

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El empresario del futuro, el que deben formar las escuelas de negocios, debe estar comprometido con la economía social y el comercio justo, con la sustentabilidad para reponer los recursos que consume; con la protección de los derechos laborales frente a la disrupción del “futuro del trabajo”, como las implicaciones del trabajo en casa.

Tendrá también que considerar la diversidad, la equidad y la inclusión en la integración de los equipos de trabajo; la generación justa de ganancias sin especulación desbordada; con la mercadotecnia honesta que no miente sobre los atributos de los productos y servicios que sus clientes consumen, y con el pago oportuno a proveedores, en especial de los más frágiles, en sus cadenas de suministro.

Como plantea el Papa Francisco en la encíclica Laudato si’, “los jóvenes nos reclaman un cambio. Ellos se preguntan cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en el sufrimiento de los excluidos”. Nuestros jóvenes universitarios son más sensibles a la fragilidad humana y del planeta, y buscan respuestas sobre su papel en la sociedad del futuro.

Las escuelas de negocios deben asumir este reto y formar profesionistas que sean agentes de cambio con base en programas que despierten su conciencia sobre las carencias de la sociedad y estimulen su creatividad y solidaridad para atenderlas. El beneficio será para todos.

Nota del editor: José de la Cerda es Director de la Escuela de Negocios del ITESO, Universidad Jesuita de Guadalajara. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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