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La epidemia silenciosa: los problemas de salud mental

Establecer el tiempo dedicado al trabajo y respetar el tiempo personal es el primer paso para mantener la salud mental, considera Ana Peña.
vie 13 agosto 2021 12:00 AM

(Expansión) - Estamos en un punto en el que tenemos una infraestructura tecnológica tan poderosa que durante toda la pandemia hemos podido trabajar, estudiar y entretenernos desde casa, pero ahora toca lograr un mejor equilibrio entre el home office y salud, tanto física como mental -las dos de igual importancia-. En tiempos de COVID-19, el teletrabajo ha hecho que la carga mental y física sean difíciles de sobrellevar.

El trabajo como lo conocíamos ya nunca regresará. Es una realidad que las empresas están haciendo más puestos a distancia. La mayoría prevé esquemas híbridos en un inicio, empresas como Amazon, Intel, Facebook, Google, Dell y Microsoft trabajarán de esta manera. Sin embargo, para Dropbox, Twitter, Zillow y Buffer el home office llegó para quedarse. Y bueno, Netflix, JP Morgan, Qualcomm y Apple apuntaron que volverán al 100%.

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Y es que el home office hizo una buena campaña “política” – prometió cosas que no cumplió. Esta modalidad se volvió la peor pesadilla de muchos. El cuidado de los niños, por ejemplo, se convirtió en un problema cuando las escuelas y las guarderías cerraron.

No todo el mundo tenía WiFi lo suficientemente bueno y fiable, y resultó que tampoco todos los hogares tenían las computadoras necesarias para que todos pudieran trabajar y estudiar al mismo tiempo. Asimismo, mucha gente vive en departamentos pequeños y cuando hay reuniones virtuales, esto suele ser un problema.

Hoy nos enfrentamos a una epidemia silenciosa, la falta de salud mental. Si bien el cuidado de la salud mental va más allá de la pandemia, el COVID-19 nos ha enseñado nuevos términos, tales como burnout (agotamiento) o languishing (sentimiento de vacío). Languishing es ese sentimiento que se encuentra entre la depresión y el bienestar.

O sea, ni estás bien, ni estás deprimido; no funcionas a tu máximo rendimiento, tienes poca motivación, mala concentración, y mal desempeño en tu trabajo y/o actividades. Este término fue acuñado por el sociólogo Corey Keyes. Hasta nuevo vocabulario nos trajo la pandemia.

Para 2030 la depresión será la principal causa de discapacidad. El culpable de que esta discapacidad vaya en incremento no es del teletrabajo. La incertidumbre, la soledad, el agotamiento, la falta de auto observación y la falta de límites sí lo son. El 41% de los mexicanos que trabaja desde casa declaró trabajar más horas de las que su jornada laboral lo establece.

Fijar límites y trabajar menos horas sí es posible. Según señala la Organización para el Desarrollo y Cooperación Económico (OCDE), México encabeza el ranking de los países que más horas trabajan en el mundo. Trabajar más horas no significa trabajar mejor.

Establecer el tiempo dedicado al trabajo y respetar el tiempo personal es el primer paso para mantener la salud mental. Es clave establecer un horario definido y respetarlo para marcar los límites de nuestro tiempo; entender este tiempo como un recurso limitado y no como una supuesta manera de probar nuestro profesionalismo.

Tuviste y debes tener una vida que no esté únicamente basada en el trabajo. Dormir bien, tener una buena alimentación, dedicarnos un tiempo para hacer ejercicio, relajarnos y pasar tiempo con los amigos y la familia es necesario.

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No me cansaré de decirlo, está bien no estar bien. Está bien aceptarlo y decirlo en voz alta. ¿Por qué cuando no te sientes bien del estómago vas al doctor y cuando sientes ansiedad, tristeza y estrés no vas al psicólogo o al psiquiatra? Las personas no solo deben ir a terapia cuando hay una crisis; la terapia ayuda a evitar esas crisis. Y cuando mejor estás es cuando más debes ir, para mantenerte así. Ir a terapia es una herramienta. Y no, tampoco es la única herramienta.

Meditar. Meditar es un entrenamiento mental y físico. Si vas al gimnasio o haces ejercicio desde casa todos los días para verte bien físicamente, meditar te ayudará a sentirte bien emocionalmente, a superar el estado de languishing. Meditar ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, aumentar la concentración y a vivir presente en el momento.

En 2011, Sara Lazar, una maestra de Harvard, demostró a través de estudios que meditar puede realmente cambiar la estructura del cerebro: crecimiento del hipocampo -una estructura que cumple un rol fundamental en el aprendizaje y la memoria- y una disminución en el tamaño de la amígdala -que es responsable del miedo, la ansiedad y el estrés-. A mí me cambió la vida.

Las empresas debemos empezar por escuchar y observar a nuestros colaboradores. Como líderes tenemos que dejar de normalizar el exceso de trabajo y establecer programas de apoyo. Debemos motivar a nuestra gente a buscar atención psicológica -servicios de terapia-, a meditar y a aprender a poner límites, a tener una vida fuera de lo laboral. Y predicar con el ejemplo.

Nota del editor: Ana Peña es directora de comunicación para Intel Américas. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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