Mientras tanto, la inclusión busca lograr que todos los individuos o grupos sociales, en especial aquellos subrepresentados, puedan tener las mismas posibilidades y oportunidades.
Es posible que hayas escuchado del purplewashing o pinkwashing -maniobras de marketing con el objetivo de “venderse” como espacios amigables e inclusivos-. Si creías que ponerte la bandera LGBTQ+ en la foto de perfil en junio o que una empresa pinte temporalmente su logo de morado en marzo, déjame decirte que tampoco estás siendo realmente inclusivo.
Las empresas que son agresivamente incluyentes tienen programas a largo plazo, con objetivos medibles e indicadores clave de progreso, además emiten un reporte anual de responsabilidad social corporativa.
La diversidad no existe sin inclusión
Para ser competitivo hay que innovar, pero ¿es posible innovar cuando únicamente hay grupos de personas con orígenes, perspectivas y experiencias similares? No. Hoy algunas empresas ya implementamos programas de contratación inclusiva. Uno de los sesgos más comunes es querer contratar a alguien similar a uno mismo.
Estoy convencida de que la innovación nace de la diversidad. Tener un grupo diverso de personas permite ver los problemas desde perspectivas distintas, es mucho más creativo y favorece áreas como retención y atracción de talento.
Entonces, ¿por qué cuesta tanto implementarlo? Según un estudio de McKinsey, el 70% de las empresas fracasa al momento de implementar las políticas. Parecería muy sencillo sólo escribir políticas para impulsar más diversidad, sin embargo, existen obstáculos como los prejuicios, el sesgo (cultural, de afinidad, primeras impresiones, cualidades o defectos) y el meta sesgo – “yo no tengo sesgos”-. En especial costará aplicarlas si estas políticas son impuestas por personas externas a los grupos subrepresentados.
Hablemos de estos “temas difíciles”, eliminemos los estigmas; el día que logremos que todos en la empresa estén bien representados, el ecosistema laboral se nutrirá y las empresas contarán con un panorama más completo. Ese día dejaremos de hablar de género, etnias, identidad sexual, color de piel, o vivir con alguna discapacidad como si fueran algo externo. Sólo nos referiremos a nosotros como personas.
Esta pandemia es el momento ideal para impulsar y alcanzar una mayor diversidad e inclusión. Vivimos en un mundo donde cada vez más empresas trabajan y se comunican de manera virtual. Gracias a la tecnología, hoy hay al alcance una variedad más amplia de talento.