Entonces, la capacidad de comunicar con palabras simples, aquello que es complejo, se torna invaluable. No basta con conocer, puesto que cada una y uno debe desarrollar las habilidades para estructurar ideas con efectividad. Conectar con las audiencias no es tarea fácil. Se precisa de creatividad, así como de seguridad y carisma. El propósito al comunicar siempre será tender puentes de empatía con el propósito de conectar con quienes nos escuchan.
Entonces, quien sabe comunicar, es capaz de hacerse notar. Aquel que conoce los secretos de la persuasión por medio de las palabras, tiene todo para convertirse en un formidable líder dentro de una empresa.
Por estas razones, todo profesionista tiene el deber de poner en práctica la oratoria, la escucha activa y el debate, pues estas herramientas, aunadas a la disciplina, son trascendentales aliadas en nuestro desarrollo personal.
Es alentador comprobar que, en los últimos años, se han realizado significativos esfuerzos por incluir en los programas escolares, actividades e incluso asignaturas que tienen como finalidad trabajar en la expresión oral de los alumnos. Así mismo, la iniciativa privada se ha preocupado por capacitar a su personal en esta materia con cursos y talleres.
Por último, es de reconocer el empeño, desde las organizaciones de la sociedad civil por promover con tenacidad el arte de la comunicación efectiva. Es tiempo de alzar la voz; es tiempo de ser escuchados.
Nota del editor: José Guillermo Fournier Ramos es docente en la Universidad Anáhuac Mayab. Vicepresidente de Masters A.C., asociación civil promotora de la comunicación efectiva y el liderazgo social. También es asesor en comunicación e imagen, analista y doctorando en Gobierno. Síguelo en Twitter y en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión