Existe otro factor que debemos incluir en la ecuación y no caer en el alarmismo innecesario o emitir una opinión sobre un panorama negativo, sino como un ejercicio de conciencia para los que están involucrados en la industria del transporte.
Se estima que en México hay un déficit estimado de 40,000 conductores capacitados para la operación de equipo pesado. ¿Es esto un problema del mercado mexicano? La respuesta es un rotundo no. En Estados Unidos y Canadá sucede un fenómeno similar, por supuesto que en diferentes proporciones debido a los tamaños de cada industria.
Diferentes organismos en el sector transportista tienen constantemente en agenda ideas para contrarrestar este déficit; hay muchos factores asociados a la escasez de conductores capacitados, siendo la inseguridad uno de los principales, pero dicho tema no es propiamente objetivo de esta columna de opinión.
Como mencionaba, es un ejercicio de todos buscar ideas innovadoras para atraer gente interesada en esta línea de trabajo, proveer capacitación suficiente y efectiva, para en la medida de lo posible cambie de un déficit a un superávit de conductores, pero ¿qué sucede con los conductores que ya están en las carreteras?
Sin duda lo primero que se debe considerar como industria es proveerles las mejores condiciones laborales para que su trabajo sea realizado lo mejor posible y que continúen operando de forma segura. El ejercicio comienza desde las compañías armadoras de vehículos que integran en cada nueva generación sistemas sofisticados de asistencia al conductor; las empresas transportistas que invierten en capacitación constante, y las compañías tecnológicas que buscan optimizar procesos para agilizar la operación, así como muchas otras organizaciones que desde su trinchera buscan ofrecer caminos de mejora.
La tecnología debe ser el principal aliado en el camino, el de todos como industria, sin ella una operación sería prácticamente imposible, básicamente son sus ojos, incluso hoy día existen soluciones de análisis de video inteligente que por medio de cámaras e inteligencia artificial asisten a los conductores a bordo. El futuro, vaya que nos ha alcanzado, ejemplos como éste y todo tipo de sistemas ayudan.
La tecnología debe estar al servicio de las organizaciones, facilitar el trabajo de los conductores y administradores de flotas, el cual debe ser el eje rector que haga evidente y medible la conjunción de los esfuerzos.