La pandemia exigió cadena de suministros resilientes
En comparación con otros países miembros de la OCDE, que rondan una edad promedio de ocho años para sus flotas de carga, México se ha quedado muy relegado en la renovación de su parque vehicular.
Esta situación se torna más compleja cuando más del 70% de los productos que se trasladan en el país lo hacen mediante carretera. Es imprescindible que la flota de carga cuente con vehículos modernos que optimicen el consumo de combustible y que empleen tecnologías que garanticen el abastecimiento de productos esenciales con seguridad.
La competitividad del mercado mexicano depende de sus cadenas de suministro, una razón más para robustecer el programa de chatarrización que se tiene detenido desde el 2017.
Existe una necesidad urgente por disminuir la edad promedio de los vehículos de carga. No se trata de “subirse a la moda” por reducir el impacto ambiental en las emisiones de gases de efecto invernadero (que más que moda es un tema que debe abordarse a profundidad y con seriedad), sino de una necesidad por hacer más eficiente y competitivo a un sector fundamental que, dicho sea de paso, es la columna vertebral de la logística en México.
Pero, ¿cómo impulsar una renovación cuando más del 50% de la flota de transporte de carga está en un segmento de transportistas pequeños y hombres camión con nulo acceso al financiamiento debido a que su bajo nivel de profesionalización e informalidad?
La respuesta no es sencilla, por muchos años se ha tratado de apoyar a este segmento del transporte con resultados no muy favorables, pues uno de los principales impedimentos para la adquisición y/o financiamiento es el precio de un tractocamión, inversión que ronda los 3 millones de pesos, aunado a las pólizas de seguros, que están cercanas a los 300,000 por unidad.
Es urgente una renovación de flota para los transportistas, puesto que la entrada en vigor del T-MEC impulsó nuevas medidas restrictivas que mermarán la competitividad de las empresas mexicanas con respecto a sus pares de EU y Canadá.
Es momento que los actores involucrados en esta situación (públicos y privados) impulsen programas que permitan realizar este cambio. La pandemia nos ha obligado a transformarlos y migrar a soluciones que antes resultaban impensables.
Los créditos tradicionales y el endeudamiento no son la única herramienta disponible para dar solución a esta problemática.
El mundo comienza a girar hacia una logística cada vez más eficiente y menos contaminante, ¿podremos aprovechar nuestra privilegiada posición e impulsar a todas las industrias de un solo tirón?
Nota del editor: Mauricio Medina es director general de TIP México. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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