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Guerra en Ucrania, ¿cómo afecta a México?

Estamos en presencia de un conflicto multifactorial cuyas consecuencias globales y para México son en buena medida impredecibles, apunta Horacio Vives Segl.
vie 25 febrero 2022 05:05 AM

(Expansión) - El escenario global actual puede recordarnos a lo que ocurrió hace un siglo, aunque a la inversa: un conflicto bélico, la Primera Guerra Mundial (1914-1918), seguido de una pandemia, la influenza o gripe española (1918-1920); aunque también —ya consumada la invasión de Rusia a Ucrania, con una vertiginosa sucesión de hechos que se reportan en tiempo real— se podría asemejar quizá a los ominosos escenarios que se experimentaron en el Viejo Continente entre 1936 y 1939, previamente al estallido de la Segunda Guerra Mundial.

A diferencia de entonces, la integración global hace que el conflicto detonado en Europa del Este tenga importantes efectos globales. ¿Cómo afecta a México y a su población?

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Ámbito diplomático

México ha practicado, desde el inicio de la actual administración, una suerte de retiro en el ámbito internacional. Un perfil muy por debajo de la tradicional actividad de vinculación internacional, atendiendo al tamaño y peso de país que tenemos. Sin embargo, el hecho de ser actualmente miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, pone al país en un rol muy relevante, dado el papel que debe jugar la ONU en evitar que siga escalando el conflicto.

Venturosamente, la posición diplomática en la coyuntura actual ha sido la correcta: condenar la invasión, a tono con la inmensa mayoría de la comunidad internacional, sin dejarse seducir en esta ocasión por las posturas de algunos países con gobiernos de corte autocrático—algo en lo que varias veces ha caído el actual gobierno mexicano—.

Mapa energético

Rusia y Ucrania son actores muy relevantes en distintos mercados de energéticos —gas natural, petróleo y gasolinas—, particularmente en Europa. Dado su peso global en esos mercados, México experimentará algunos efectos cruzados.

Como aspecto parcialmente positivo habría que señalar el incremento en el precio del petróleo. Para el Presupuesto de la Federación del actual ejercicio fiscal de 2022, el precio del barril fue calculado en 55 dólares; hoy prácticamente está al doble, en una tendencia alcista de difícil pronóstico para este ciclo. Eso, en principio, sería un beneficio para las petrolizadas finanzas públicas del Estado mexicano.

Sin embargo, y como obvia consecuencia de lo anterior, es de esperarse que el incremento en el precio de la gasolina genere un importante impacto negativo para la población. El costo del transporte, y con ello de las mercancías y servicios vinculados, se sumará a la ya de por sí fuerte tendencia inflacionaria que experimenta el país.

Por lo que respecta al gas natural, si una consecuencia estratégica del conflicto termina por ser que Europa paulatinamente se vuelva menos dependiente del gas ruso, y Estados Unidos llegara a aprovecharse de ese escenario, México enfrentaría un desafío en la obtención de ese combustible, ya que dependemos fuertemente de su producción en Estados Unidos.

Otros commodities

Es bien sabido que hay tres grandes regiones fértiles productoras de alimentos: Kansas, la Pampa argentina y Ucrania, los “graneros del mundo”. En este sentido, puede preverse que el mercado de alimentos experimentará importantes afectaciones que podrían a su vez generar cambios estratégicos para otros productores de alimentos. México podría sacar provecho ante un desequilibrio del mercado de producción alimentaria.

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Desempeño económico

Si de por sí México ya presentaba un mal desempeño económico antes del inicio de la pandemia de COVID-19, con ésta tocó fondo en 2020 y la recuperación, a partir de 2021, ha sido notoriamente insuficiente. La economía mexicana nada más no crece y la espiral inflacionaria no da tregua. Y ahora el escenario, que supuestamente incluía el fin de la pandemia, será sin duda más complejo de lo que se esperaba, dado el conflicto bélico y el temor de que alcance efectos globales.

Protección consular

Finalmente —en algo que involucra a muy pocas personas, pero cuya afectación implica un riesgo mayor e inminente—, hay que señalar que un aspecto que ha funcionado bien hasta el momento es el apoyo consular para que los (pocos) mexicanos residentes en la zona de conflicto tuvieran la opción de ponerse a resguardo.

En suma, estamos en presencia de un conflicto multifactorial cuyas consecuencias globales y para México son en buena medida impredecibles; pero desafortunadamente, dados los factores antes referidos, racionalmente ha lugar a un pesimismo fundado.

Nota del editor: Horacio Vives Segl es licenciado en Ciencia Política por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y doctor en Ciencia Política por la Universidad de Belgrano (Argentina). Síguelo en Twitter . Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad del autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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