Siendo México un país con un entorno complejo en materia de transporte por diversos factores externos, como las oportunidades en tema de seguridad, inflación derivando en aumento de costos en los insumos, y la escasez de conductores debidamente capacitados, nos estamos acercando rápidamente al día en el que estos procesos de transformación digital no sean un “commodity,” sino una necesidad operativa indispensable.
En lo positivo, cada vez son más las organizaciones que suman como uno de sus pilares departamentos enteros de Transformación Digital. Son usualmente los encargados de evaluar las opciones tecnológicas, así como su impacto en la organización, lo que facilita que estas inversiones sean consideradas desde un punto de vista más holístico e impacten de manera positiva a más departamentos.
El objetivo es claro, utilizar los recursos al máximo y el modo más efectivo de hacerlo es a través de la integración de sistemas terceros con los procesos y sistemas actuales implementados por cada organización.
Refiriéndonos específicamente al transporte, hoy en día no es suficiente contar únicamente con información de la ubicación de las unidades, es de suma importancia que el equipamiento ya sea de hardware o de software considere todos los aspectos relacionados al manejo digital.
El éxito, según mi punto de vista, es que tomemos en cuenta lo más importante: las personas, y en segundo lugar los procesos ya existentes, no será efectivo contar con la herramienta tecnológica más poderosa si no se alinea y, sobre todo, no se considera a las personas involucradas en su implementación.
Según datos del Inegi, el 70% de los accidentes viales en México, está relacionado a distracciones por parte de los conductores. Con distracciones nos referimos a desatenciones en el camino, uso de celulares, eventos de somnolencia, etc., extrapolando este dato a las organizaciones que administran una flota propia de distribución.
Podemos contar con todo tipo de sistemas a bordo de las unidades, pero si no están debidamente integrados con las personas y los procesos, difícilmente tendrán un impacto positivo en las incidencias; por ejemplo, para disminuir eventos de cansancio debemos evaluar la asignación de rutas y las bitácoras de descanso, entre otros, ya que posiblemente no estén brindando tiempos suficientes para el descanso de los conductores.
A manera de conclusión y como recomendación para las empresas que se encuentran en este proceso o en la etapa de iniciarlo, lo principal es realizar una evaluación consciente sobre el punto de partida; es decir, cuáles son las actividades indispensables, cuáles son los procesos que funcionan correctamente y cuáles son los procesos con área de oportunidad, evaluar el nivel de tecnificación de esas actividades que pueden o deben automatizarse, informarse sobre las opciones en el mercado.