En este sentido, el Protocolo de Sustentabilidad de la Banca, publicado por la Asociación de Bancos de México (ABM) en 2016, nos brinda los cimientos necesarios para convertir a la banca mexicana en una banca sustentable. A la fecha, 31 de los 50 bancos que constituyen el sistema bancario mexicano se han apegado a estos principios, además de 7 instituciones de banca de desarrollo.
Estos datos demuestran la consciencia que tiene el sector sobre la importancia de la implementación de estos factores. El protocolo emitido por la ABM define cinco pilares estratégicos, los cuales resumiré a continuación.
En primer lugar, se define la institucionalización de las políticas internas de sustentabilidad. Esto se refiere principalmente a la adopción de objetivos institucionales ligados a la sustentabilidad, los cuales deberán estar sustentados en el Gobierno Corporativo de las entidades. Considero que este es un punto que la banca podrá implementar de forma oportuna, ya que en el sector prevalecen las sanas prácticas de Gobierno Corporativo que favorecen la institucionalización.
En el segundo pilar estratégico se establece la necesidad de análisis de riesgos ambientales y sociales. En mi opinión, este representa el principal reto para la banca comercial en México, en cuanto a la incorporación de factores ambientales y sociales en las decisiones de otorgamiento de crédito en el mediano plazo.
Lo anterior debido a que el mercado de empresas que atiende la banca comercial aún se encuentra en una fase de adopción e implementación de políticas sostenibles, de manera que introducir criterios de originación que incluyan estos factores podría contraponerse al crecimiento orgánico de las carteras.
Si bien es un objetivo alcanzable, la adopción de los mismos estándares ESG, en distintos sectores económicos, será necesario para que esto sea factible.
En el tercer pilar se establece la necesidad de políticas de inversión sustentable que incentiven el financiamiento de proyectos que generen un impacto ambiental y/o social. De acuerdo con lo mencionado en el punto anterior, este objetivo tendrá que venir acompañado de una evolución de los mercados hacia desarrollos sustentables, que permitan a la banca tener un portafolio enfocado en este tipo de proyectos. Si bien el mercado de bonos temáticos y ligados a la sustentabilidad ha mostrado un crecimiento constante en años recientes, aún no es suficiente para cubrir la demanda de inversión por parte de la banca.
En cuarto lugar se busca el uso eficiente de recursos en los procesos internos, lo que involucra principalmente el rediseño de operaciones internas de los bancos para lograr mantener una gestión eficiente de las operaciones, con un bajo impacto ambiental.
Esta directriz involucraría el uso de energías limpias, insumos con un bajo impacto ambiental y un menor uso de recursos no reciclables. Creo que el cumplimiento de este objetivo tiene a favor la transformación tecnológica en el sector de servicios financieros, misma que ha permitido no solo el cumplimiento de diversos objetivos ambientales, sino una mayor eficiencia en las operaciones de la banca.
Por último, se hace hincapié a la divulgación de las políticas y prácticas de sustentabilidad. En este sentido, la banca busca, no solamente la adopción de políticas y objetivos ESG, sino la revelación de estos objetivos al público inversionista, en búsqueda de transparencia y de adopción de mejores prácticas a nivel mercado.