Por ejemplo, la crisis financiera de 2008 puso a prueba la flexibilidad y poder de adaptación de muchas empresas sacando provecho de nuevos conceptos como el de "lean startup", al igual que durante la pandemia del COVID-19 algunas empresas se adaptaron a las circunstancias, otras se fortalecieron y otras más han tenido dificultades para adaptarse y evolucionar.
La clave en todos los casos ha sido la innovación, es decir, lanzar nuevos productos o servicios lo más pronto posible, a través de modelos de negocio preparados para resistir la prueba del paso del tiempo. Tradicionalmente las organizaciones no se preocupaban mucho por la innovación debido a que podían crecer o expandirse gracias al éxito comercial de un producto.
Sin embargo ello ya no sucede así; estamos en la era de la disrupción en donde, a medida que las startups prosperan con lo último en tecnología y talento, las corporaciones establecidas deben ajustar sus modelos de negocio. Deben ser capaces de innovar a velocidades aún mayores para anticiparse a los cambios en el mercado.
Para que las corporaciones sigan siendo competitivas, deben adoptar una cultura que acoja nuevas tecnologías y busquen activamente formas de mejorar su modelo de negocios. Con una actitud proactiva hacia la innovación corporativa, las empresas pueden permanecer ágiles frente a la creciente competencia e inclusive pueden identificar nuevas oportunidades antes de que cualquier startup tenga la oportunidad de establecerse en el mercado.
Seguramente la palabra “innovación” puede remitir a muchos a las grandes empresas tecnológicas de reciente creación con altos valores de capitalización y con enfoques de innovación corporativa bien definidos. Pero la innovación corporativa debe entenderse como una herramienta que genera valor, utilidades y ventaja competitiva a largo plazo.
Hay distintas formas en que los corporativos pueden llegar a innovar. Estas son algunas de ellas: Investigación y desarrollo, la más básica y conocida; Asociaciones y laboratorios de innovación, que facilitan el desarrollo de nuevas ideas; aceleradoras, para un rápido acceso a recursos y experiencia; Fusiones y adquisiciones (M&A), para abrir nuevos caminos de crecimiento; Intrapreneurship, similar a una aceleradora a nivel interno; o la innovación abierta, que busca la colaboración externa.
Sin embargo, actualmente empieza a cobrar fuerza un sistema de aceleración de empresas que une el talento de los emprendedores con los canales de comunicación e inversión de las grandes corporaciones. Es conocido como ‘Corporate Venture Building’ (CVB), un modelo de aceleradora de startups que consiste en el apoyo a la creación de una startup dedicada a la industria tecnológica, medioambiental o de Investigación y desarrollo, gracias al trabajo conjunto y el tutelaje de una gran corporación.
La construcción de empresas CVB se está convirtiendo en una estrategia cada vez más importante para que las corporaciones se mantengan a la vanguardia, capitalicen la innovación y brinden retornos financieros a los accionistas. CVB permite a las corporaciones construir un motor de innovación con toda la velocidad, flexibilidad y agilidad de una startup, pero con el respaldo y los recursos de una corporación.