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¿Por qué seguimos consumiendo “veneno para ratas al cuadrado”?

Las pérdidas del más del 50% del Bitcoin y de los NFT se explican por la preferencia de inversores a colocar su capital en inversiones menos arriesgadas ante la situación de debilidad de la economía.
vie 24 junio 2022 05:01 AM
(Fotografía temática de la caída de las criptomonedas)
Lo preocupante no es que una minoría con exceso de capital invierta en estas cosas innecesarias, lo alarmante es que la mayoría de las personas valide y defienda este tipo de inversiones como un medio para generar riqueza, considera la analista Alejandrina Barajas.

(Expansión) - A mitad del 2022, el estado de la economía internacional no ofrece un escenario positivo: la mayoría de los expertos está anunciado la llegada de una nueva recesión económica, pronóstico que cuenta con todos los elementos actuales para que suceda: alta inflación, problemas en la producción, una pandemia que todavía sigue acechando y una guerra que está generando una crisis alimentaria y energética, es decir, el perfecto escenario para el caos económico.

Sin embargo, el fantasma de la recesión ha estado acechando a la economía internacional desde los tiempos de Trump y su guerra comercial con China, la pandemia solo vino acrecentar una serie de problemas que ya se estaban generando; la guerra de Rusia solo fue el tiro de gracia.

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Pero dentro de este periodo permanente de crisis, se encuentran otras variables que deberían de ser reflexionadas y debatidas, porque hoy más que nunca la humanidad se está jugando el futuro de las próximas generaciones. Entonces, ¿por qué seguimos consumiendo “veneno para ratas al cuadrado”?

“Veneno para ratas al cuadrado” es la descripción de Warren Buffet sobre el Bitcoin, opinión negativa que también comparte Bill Gates, quien declaró que prefiere “invertir en empresas que crean productos reales” y no en un “servicio cuyo anonimato es utilizado para evadir impuestos”. Estas opiniones resultan importantes para cuestionarnos si en este momento de la humanidad son relevantes las criptomonedas y los NFT (certificados de propiedad de activos virtuales o físicos a menudo usados en el mundo del arte o de la música digital).

Si tú, estimado lector, has seguido las últimas noticias sobre inversiones, sabrás de la caída del valor de las criptomonedas y de los NFT, situación que solo ha afectado a los inversionistas que apostaron por estas y que, afortunadamente, no ha tenido un impacto en la economía debido a su falta de utilidad en la vida real.

Las pérdidas del más del 50% del Bitcoin y de los NFT se explican por la preferencia de los inversores a colocar su capital en inversiones menos arriesgadas ante la situación de debilidad de la economía, buscando activos seguros y tradicionales y huyendo de las apuestas más especulativas y que no cuentan con protección legal.

Además de su inutilidad en la vida cotidiana de las personas, las criptomonedas y los NFT consumen bastante energía eléctrica, por ejemplo, una simple transacción de Bitcoin equivale a más 50 horas de aire acondicionado, es decir, consumen ingentes recursos energéticos no respetuosos con el clima.

Entonces, ¿por qué en un contexto de crisis alimentaria y energética y que la humanidad seguirá enfrentando crisis por el cambio climático si no se cambian los comportamientos de consumo y de producción, se sigue creyendo y apostando por este tipo de inversiones? ¿Por qué seguimos consumiendo “veneno para ratas al cuadrado”?

Lo preocupante no es que una minoría con exceso de capital invierta en estas cosas innecesarias, lo alarmante es que la mayoría de las personas valide y defienda este tipo de inversiones como un medio para generar riqueza en un contexto grave de desigualdad económica.

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Para dar una idea de la dimensión de lo que está enfrentando la humanidad, de acuerdo a Oxfam, cada 30 horas la pandemia ha generado un nuevo milmillonario, mientras que, al mismo ritmo, un millón de personas podrían estar cayendo en la pobreza extrema en este año.

Desigualdad económica, cambio climático, crisis alimentaria, crisis energética, inflación, entre otros problemas no son más que el resultado de un modelo económico que ya quebró en 2008-2009, y que desafortunadamente, a la humanidad le ha faltado liderazgo y acciones concretas para asegurar el futuro de las próximas generaciones.

Como también declaró Gates "obviamente, costosas imágenes digitales de monos van a mejorar muchísimo el mundo". Mi duda es ¿hasta cuándo seguiremos consumiendo “veneno para ratas al cuadrado”?

Nota del editor: Alejandrina Barajas Ramos es investigadora del Centro de Investigación Económica del Noroeste (CIEN) en CETYS Universidad. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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