Un excelente indicador sobre el cumplimiento con los compromisos del T-MEC lo aportan las cifras de inversión extranjera y su mantenimiento en el país, ya que sería contra intuitivo que los inversionistas arriesgaran sus capitales en un país donde no se están brindando protecciones a los derechos de propiedad intelectual, donde existe corrupción en las áreas del comercio, y donde no se imponen límites a las empresas comerciales del Estado, entre tantas otras obligaciones exigidas por el tratado.
Pero el éxito del T-MEC requiere de muchos otros esfuerzos administrativos: mejorar los programas de comercio exterior, facilitar los trámites aduaneros, proporcionar seguridad física y jurídica en las operaciones de comercio, etc. No obstante, pese un estancamiento en varios de estos rubros, es probable que nuestras exportaciones continúen creciendo de manera importante en virtud del fenómeno del nearshoring.
Esta opción atrae inversiones extranjeras de vuelta hacia Estados Unidos o a países cercanos, por la reconfiguración de las cadenas globales de suministro y tendencias relacionadas con la sostenibilidad del comercio, en parte derivado de las crecientes tensiones comerciales con China, el conflicto Rusia-Ucrania, y las afectaciones a la producción de bienes necesarios para enfrentar problemas de salud generados por COVID-19, entre otros.
De acuerdo con cifras estimadas por el Banco Interamericano de Desarrollo, este fenómeno podría generar un aumento de hasta 78,000.00 millones de dólares en nuevas exportaciones de bienes y servicios para América Latina y el Caribe, siendo México y Brasil quienes se verían mayormente beneficiados.
Cumplir con el T-MEC da certidumbre a inversionistas y evita el desvío de sus inversiones a países con menores riesgos. Esta sería tal vez la principal tarea en la que deberían enfocarse nuestras autoridades, ya que los beneficios esperados superarían con creces cualquier pronóstico de crecimiento de nuestra economía.
Actuar con celeridad para “fortalecer” al T-MEC y potenciar el nearshoring, promocionando los resultados y las ventajas que el tratado ofrece a inversionistas que sí o sí tendrán que salir de China, es algo que no requiere grandes gastos para convencer a las empresas (estadounidenses y de otras regiones) de los beneficios de este instrumento.
Las empresas están valorando diversos destinos (incluidos países que no cuentan con un tratado de esta naturaleza con Estados Unidos, como Brasil), por lo que sería conveniente ir a ofrecerles todas las ventajas posibles para desarrollar sus proyectos en nuestro país.