De tal suerte que, con el objetivo de que los nuevos emprendimientos no fracasen, es necesario que se adapten a los nuevos entornos digitales, así como a los hábitos de compra actuales de los consumidores. No obstante, primero es fundamental contar con las cualidades del perfil del emprendedor para lograr un negocio exitosos:
1) ser resiliente ante el cambio;
2) vocación y pasión ante la resolución de conflictos;
3) alta capacidad para manejar la incertidumbre;
4) espíritu empresarial y conocimiento actual del mercado, y
5) capacidad para establecer redes de apoyo.
Una vez que el emprendedor ha desarrollado estas características, se debe planificar la estrategia de negocio. Para lograrlo, pueden responderse las siguientes preguntas: ¿qué necesidad va a resolver el negocio?, de acuerdo con el nicho de mercado en el que se desenvuelva. ¿Cómo lo va a satisfacer?, es decir, la manera en la que esta idea llegará al cliente potencial. ¿Qué lo diferencia respecto a sus competidores? Centrarse en los diferenciadores es clave; un tip es investigar las debilidades de la competencia y, con base en ellas, solucionarlas en tu negocio.
Asimismo, es muy importante reconocer quiénes conforman tu negocio, por ejemplo, adentrarte en las características de tu equipo de trabajo para saber si comparten los mismos valores y así establecer metas conjuntas. No olvides estar en constante comunicación con cada uno de ellos, esta apertura será fundamental para evitar malentendidos, resolver conflictos y establecer nuevos objetivos.
Otro punto esencial es conocer el nicho de mercado en el que te desenvolverás, a cuál segmento de la población te diriges: edad, condiciones especiales, género, ocupación, ideología y valores. Una vez que has identificado esto, es necesario establecer la inversión necesaria para crear tu negocio; por ejemplo, puedes pedir un préstamo, tomar de tus ahorros o trabajar con inversionistas.
Ahora bien, para definir tus objetivos, puedes emplear la metodología SMART, la cual apareció por primera vez en 1981 por George T. Doran. Más adelante, en el año 2003, Paul J. Meyer describió con mayor profundidad cada uno de los componentes:
- Specific (específico): establece una meta concreta.
- Measurable (medible): fija criterios para evaluar el progreso de la empresa.
- Achievable (alcanzable): crea objetivos realistas.
- Relevant (relevante): cuida que la meta esté alineada con el negocio.
- Time based (con límite de tiempo): determina una fecha de cumplimiento.
Cuando hayas determinado estos objetivos, es momento de establecer los canales de venta para comercializar tus productos o servicios. Actualmente, se utilizan los siguientes:
1. Marketplace: portales de venta o plataformas virtuales, donde puedes vender tus productos u ofrecer tus servicios, por ejemplo, Amazon, Mercado Libre, Aliexpress. Las ventajas que ofrecen son la visibilidad, la inversión mínima, además de que podrás conocer las evaluaciones sobre tu atención o la calidad de los productos que ofreces.
2. E-commerce: debido a la pandemia, las ventas aumentaron un 30% en este canal digital. Se trata de una tienda en línea, para la cual deberás crear un sitio web. Ya sea que lo crees tú mismo o que contrates a un profesional, son varios los beneficios que tendrás, pues puedes generar lealtad con los clientes, tener una atención personalizada, disponibilidad de venta las 24 horas, así como una facilidad de entrega de los productos.