De forma paralela, las industrias buscan invertir en eficiencia energética no sólo para reducir los costos de producción, sino también para evitar una dependencia a entornos sociopolíticos y económicos exógenos. Un claro ejemplo lo constituye la guerra en Ucrania.
También hemos discutido que México debe explotar la ventaja competitiva que tiene para atraer inversiones extranjeras, principalmente debido a su posición privilegiada en América del Norte, sus fuertes acuerdos de libre comercio, incluyendo pero no limitado al T-MEC, y la ventaja del nearshoring como un fenómeno que podría atraer nuevas empresas para suministrar semiconductores y otros productos de alta tecnología a los Estados Unidos y Canadá, pero también a Europa.
Finalmente, el impresionante mercado que potencialmente se abrirá con la recién promulgada Inflation Reduction Act (IRA) es un hecho que puede atraer nuevas inversiones a México que busquen satisfacer esa nueva demanda de las industrias beneficiadas: salud, generación de energía, energías limpias, etcétera.
Lo que quizás no sea tan obvio es que ambas ventajas competitivas deben trabajar juntas como una sinergia para que sean eficientes. En otras palabras, México potenciará toda su capacidad de crecimiento si todas esas nuevas inversiones tienen la seguridad de que tendrán suficiente energía con visibilidad de tarifas confiables y un marco claro.
También es importante tener en cuenta que varias empresas globales han adoptado fuertes compromisos para ser más limpias y confiar en fuentes de energía renovables, independientemente del apoyo local o no de esas tecnologías en los países anfitriones donde se localicen sus inversiones.
No es un secreto que muchas matrices internacionales imponen a sus filiales en México la necesidad de contar con porcentajes crecientes de energía renovable en sus procesos productivos mexicanos. De hecho, considerarán esta condición como un punto de inflexión a la hora de decidir dónde invertir.
En México, esto hoy se limita a los esquemas legados de autoabastecimiento renovables existentes y Contratos de Suministro Calificado en condiciones back-to-back con acuerdos bilaterales con productores de energía renovable (generadores). En menor escala, el abasto aislado y la generación distribuida se han visto beneficiados por el cambio de criterios administrativos en materia de generación eléctrica en México.