Y es que la aceleración digital además de traer grandes beneficios también ha impuesto retos tecnológicos que han abierto brechas paralelas entre el número y la sofisticación de ciberataques y las necesidades de desarrollo de habilidades en materia de ciberseguridad. Todo ello para la contención y la mitigación de incidentes dentro de las organizaciones, sin importar el sector al que pertenecen.
De hecho, Microsoft predice que para 2025, habrán 3.5 millones de empleos de ciberseguridad abiertos en todo el mundo. Actualmente, tan solo en América Latina faltan 701,000 profesionales en esa materia, de acuerdo con el Cyber Workforce Report de 2021 de (ISC)2.
Respecto a México, particularmente, Microsoft estima actualmente un déficit de más de 260,000 profesionales en ese ámbito. Esto podría ser un impulsor de una de las iniciativas legislativas en materia de ciberseguridad que plantea la posibilidad de la creación de la Universidad de Tecnologías de la Información, Comunicaciones e Innovación.
Sin embargo, es importante valorar que la defensa del entorno digital va más allá de una licenciatura o ingeniería; se requiere el desarrollo de múltiples habilidades y un enfoque consultivo, para no solo quedarse con el diagnóstico de un ciberataque, sino incluir una estrategia de contención y el desarrollo de capacidades de defensa efectiva, así como de ciber resiliencia.
Según el reporte, el estado de la resiliencia cibernética de 2022, publicado por el corredor de seguros Marsh, poco o nada hemos avanzado de 2019 a la fecha respecto a la confianza de diversos ejecutivos de organizaciones líderes en sectores, como ciberseguridad, TI, gestión de riesgos y seguros, finanzas y liderazgo ejecutivo.
Incluso, la desconfianza creció, ya que, en 2019, 20% tenía alta confianza en sus capacidades de mitigación o prevención de ciberataques, mientras que hoy este número ha bajado a 12%, es decir que 88% no se cree capaz de defender a su organización ante las crecientes amenazas de ciberseguridad.