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El fantasma de la promoción

En las compañías, "ya va a llegar" es la contraseña que busca comprar tiempo y abaratar costos. "El próximo trimestre puede ser que te lo consigamos dar".
sáb 12 noviembre 2022 07:01 AM
El fantasma de la promoción
Las promesas, a veces, son una trampa, considera Nicolás José Isola.

(Expansión) - Había terminado una reunión a las 11:10 horas en Barcelona. Quería comer sushi, tenía tiempo y busqué un restaurante para almorzar. Encontré uno a un kilómetro que abría a las 12:00 horas, entonces me dispuse a ir caminando y quizás llegar un poco antes.

En efecto, llegué 11:35 horas y yo, que detesto esperar, aguardé afuera. Al hacerse la hora de apertura, ingresé y un señor limpiando el piso me frenó con cero cordialidad desde adentro: "vamos a abrir un poco más tarde, 12:30".

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Hermoso trato al cliente. Empezamos bien. Ya estaba cansado por la espera y me parecía una pena echar a perder el esfuerzo de haber ido hasta ahí. De modo que, contra mi comportamiento habitual, me dispuse a esperar la pospuesta apertura.

Estaba allí parado revisando mi teléfono celular y tuve una epifanía. Empecé a escuchar en mi mente decenas de conversaciones que mantuve con líderes a los cuales se les promete la promoción o el incremento salarial pero siempre amanece un "pero" preñando la oportunidad con una demora.

"Tal vez, mañana" es el sobrenombre de esta estrategia milenaria que sigue dando rédito. No falla porque el mañana parece quedar cerquita, pero siempre hay un mañana del mañana.

Los padres solemos ser revendedores de este producto: “si te portas bien hoy, la semana que viene podrás ir a lo de Juan a jugar.” Seamos sinceros, a veces prometemos irrealidad.

En las compañías, "ya va a llegar" es la contraseña que busca comprar tiempo y abaratar costos. "El próximo trimestre puede ser que te lo consigamos dar".

Los días y meses aparecen tachados en los calendarios por directores y mánagers que desean que se cumplan promesas vaporosas que sólo se distancian hasta perecer imperceptiblemente como burbujas de jabón.

"Quizás si traes una oferta pueda servir para hacer presión más arriba", es la coordenada que emerge en compañías de muy diverso tamaño y variopintas industrias.

Sí, claro. Además de aguardar hay que presionar. Si sale cara, pierdes tú; si sale cruz, gano yo.

Restaurante en Barcelona

Lo majestuoso es que este proceso es super democrático: lo padecen todos los niveles jerárquicos. El sometimiento del futurible ascenso aplana todas las voluntades y funciona como una buena crema reductora de egos. Las pompas etéreas no discriminan a nadie, precarizan a todos.

Todas las palomas sufren la promesa de un ser más elevado en la estructura que les lanza su maíz imaginario. Las palomas hambrientas y creyentes sueñan y comen la nada. Humo para hoy, hambre para mañana.

La fe y la ilusión es lo último que se pierde. Esas promesas tocan una fibra poderosa que llevamos los seres humanos dentro. Deseamos creer. Necesitamos creer. En parte, porque estamos convencidos de que lo merecemos. En parte, porque queremos recibir el pago de esa deuda que nos deben. Y, como en los sorteos de la lotería, el pozo a cobrar se hace cada vez más grande.

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Las promesas, a veces, son una trampa.

A eso se le adiciona que hay compañías que se han hecho expertas en el arte de la promesa. La zanahoria siempre la van corriendo pero con un tono de voz baja y confiable que muestra comprensión humana pero incapacidad de acción concreta.

El problema no es que no se pueda. Es obvio que existen restricciones económicas. Eso no sorprende. El drama está dado por la promesa grandilocuente, por la prestidigitación de lo venidero, por la retención de talento a base de magia.

Son las 12:40, y estoy todavía en la puerta, miro el cartel que está colgado en la pared y en el letrero el horario de apertura aparece remarcado de un modo artesanal.

Ya esperé tanto para que abriera el restaurante... ya hice tantos esfuerzos por entrar allí dentro que esperaré un poco más.

Quizás, en el siguiente trimestre algo me darán.

Nota del editor: Nicolás José Isola es filósofo, master en educación y PhD. Ha sido consultor de la Unesco y actualmente es Coach Ejecutivo, Consultor en Desarrollo Humano y Especialista en Storytelling, comunicación y diversidad. Escríbele a nicolasjoseisola@gmail.com y síguelo en Twitter y/o LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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