No obstante, esto parece ser insuficiente ante la creatividad de los agentes maliciosos que, haciendo uso de la Inteligencia Artificial, crean deepfakes para simular ser otra persona y autentificarse en sistemas, plataformas o aplicaciones de servicios que “innovan” con la biometría incluso la facial.
Ante este panorama, es fundamental que los desarrolladores de soluciones vanguardistas en materia de Identificación Digital y los organismos aliados asuman que la ciberseguridad no es una solución estática, sino que debe ir evolucionando constantemente para adelantarse a quienes se dedican a indagar y explotar brechas de seguridad. Sobre todo, considerando que tanto el sector público, como el privado han encontrado en la biometría facial una oportunidad de mejorar los sistemas de seguridad en aeropuertos, hoteles, estadios, entre otros lugares en los que ya se han instalado o se discute la implementación de este tipo de sistemas.
Aunque la Identificación Digital a través de inteligencia artificial es una herramienta que puede impactar en la disminución de delitos de suplantación y fraude, lo cierto es que si no está correctamente sustentada, puede ser considerada como una violación a los Derechos Humanos, como sucedió en abril pasado, cuando se detuvo la intención de crear el Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil en México (Panaut), en virtud de que “ninguna persona podrá ser objeto de injerencias ilegales o arbitrarias en su vida privada”, como lo establecen el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art. 17) y la Convención Americana de Derechos Humanos (art. 11), ambos ratificados por México.
No obstante, a pesar de ello, y sin saberlo, miles de personas han estado entregando sus datos faciales, a través de una red social que, en reiteradas ocasiones, ha sido acusada de recopilar información biométrica que, incluso, comparte sin el consentimiento de los usuarios.
Por ello, es importante iniciar esta discusión en nuestro país. La Inteligencia Artificial es ya una pieza clave de la transformación digital y no podemos ir en contra, sin embargo, sí podemos impulsar la aplicación de más y mejores prácticas en la materia para brindar certeza razonable a los usuarios de aplicaciones, servicios y sistemas respecto a que su identidad no será suplantada.