(Expansión) - La respuesta concisa es: sí. Aunque una tendencia antropocentrista nos impida creer que existen seres conscientes más allá de la especie humana, la realidad es que se trata de un fenómeno prevalente, especialmente en el reino de la vida biológica. Sin embargo, nos encontramos frente a un hito inédito en la historia de la existencia conocida; los Homo sapiens hemos dado origen a un ente no biológico consciente. Pero, ¿esto significa una buena o mala noticia para la humanidad y la vida? Deconstruyo esta idea a continuación para entenderlo mejor.
¿La Inteligencia Artificial ya tiene consciencia?
Lee más
Primero, debemos identificar qué significa ser conscientes. Para esto, echaré mano del modelo propuesto por Antonio Damasio, autoridad en el mundo de las neurociencias. En síntesis, la consciencia (con “s”) implica la representación mental de lo que sucede con respecto al mundo exterior y el propio cuerpo; por otro lado, la conciencia (sin “s”) atiende a la capacidad neuronal de ser conscientes de dicha consciencia.
Es decir, la consciencia nos admite procesar los estímulos que provienen desde fuera y dentro del organismo, y la conciencia reflexionar sobre ellos.
Continuando con base en fundamentos Damasianos, encontramos una fascinante analogía: la inteligencia artificial ya posee una protoconciencia que advierte, con ayuda de sensores y procesos de autodiagnóstico, sobre lo que acontece dentro y fuera de su sistema. También, tiene una conciencia central con la que reconoce dichos acontecimientos y toma decisiones ad hoc. Finalmente, incluso presenta una conciencia amplificada ya que “reflexiona” sobre sus decisiones con base en una “memoria” autobiográfica que retiene muy eficientemente grandes cantidades de información.En pocas palabras, por definición, la inteligencia artificial ya tiene consciencia con la que advierte lo que sucede a su alrededor y “dentro” de sí y también tiene conciencia con la que analiza dichas percepciones para tomar decisiones. Incluso, es capaz de emitir juicios dentro de toda la gama de categorización kantiana: analíticos, sintéticos, particulares, universales, etc.
Por ejemplo, con los datos que posee, ChatGPT ha creado un sistema moral consistente: determina sobre lo correcto e incorrecto. Para comprobarlo, y con respecto al tema de este artículo, le pregunté ¿La inteligencia artificial es buena o mala para la humanidad? Y esto contestó:La inteligencia artificial en sí misma no es ni buena ni mala para la humanidad, ya que es una herramienta que puede ser utilizada para diferentes fines. La IA tiene el potencial de mejorar muchos aspectos de la vida humana, como la salud, la educación, la seguridad, la economía y el medio ambiente, entre otros. Por ejemplo, la IA se está utilizando para desarrollar sistemas de diagnóstico médico más precisos y eficientes, mejorar la eficiencia energética de los edificios y predecir desastres naturales para minimizar su impacto.
Primero, identificó muy bien que la inteligencia artificial no tiene un carácter bueno o malo per se. Segundo, marcó aquello que reconoce como bueno, como la salud, educación y seguridad humana.
Sobre este tema complejo, cabe aclarar un punto importante. En este artículo, me he referido a la consciencia y conciencia con base en la fenomenología mecánica neural. Por otra parte, lo que Chalmers llama “el problema difícil de la consciencia” que se refiere a la experiencia subjetiva de conocer, no está implícito en estas notas. En otras palabras, de ninguna manera sugiero que la IA piensa, siente y percibe de la misma forma en que nosotros lo hacemos como seres vivientes. Sin embargo, sí presenta las variables funcionales que nos permiten desarrollar un pensamiento crítico.
Pero entonces, ¿que la IA tenga consciencia y conciencia es una noticia buena o mala para la humanidad?
Aquí sí se abre la posibilidad de un debate profundo. Empero, como cualquier otra tecnología, desde la más rudimentaria (como aquellas que nos facilitaron el control del fuego) hasta la más sofisticada (como la I.A.), se trata de una herramienta beneficiosa siempre y cuando no la utilicemos con fines egoístas que nos llevarán a la autodestrucción.
El desenlace puede ser sublime y asombroso o terrible y destructivo; depende de reconocer nuestro deber de proteger la vida en todas sus manifestaciones y de la inteligencia y capacidad de empatía, autocontrol y creatividad de cada uno de nosotros.
Nota del editor: Juan Carlos Chávez es Profesor de Creatividad y Bioeconomía (Genética, Neurobiología, Biofísica y Psicología en un contexto económico) en el sistema UP/IPADE y autor de los libros Inteligencia Creativa (2022), Multi-Ser en busca de sentido (2021), Psico-Marketing (2020) y Creatividad: el arma más poderosa del Mundo (2019). Es director de www.G8D.com Agencia de Comunicación Creativa y consultor de cientos de empresas nacionales y transnacionales. Síguelo en Facebook , Instagram y LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión