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La potencia del anti-marketing

Para tomar decisiones libres, el anti-marketing representa comprender los deseos, cómo funcionan, cuál es su objetivo y distinguir cómo la comunicación utiliza nuestros impulsos en nuestra contra.
mar 23 mayo 2023 05:59 AM
La potencia del anti-marketing
Es momento de cambiar la demanda para que la oferta se adapte a un bien mayor. No es una tarea fácil, pero comienza dentro de cada uno: más pensamiento y menos consumo, considera Juan Carlos Chávez.

(Expansión) - La manipulación masiva, utilizando los fenómenos psicodinámicos, se ha convertido en una fuerza destructiva que requiere todo nuestro pensamiento crítico para combatirla. Me refiero al anti-marketing como la capacidad de entender los factores que influyen en nuestras decisiones para elegir inteligentemente.

Empíricamente, aunque no comprendan el por qué de fondo en la mayoría de los casos, la industria de la publicidad se ha vuelto cada vez más hábil en detectar los estímulos que derivan en las elecciones que llamamos compra o voto. Esto ha provocado una sobreestimulación descontextualizada donde la mayoría de los esfuerzos humanos se enfocan en controlar el comportamiento con mensajes que se alinean a nuestros deseos biológicos. Es decir, aquellos instintos, emociones y demás biofenómenos conductuales no están diseñados para hacer más rico al rico sino para procurar el bienestar y prevalencia vital.

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Estamos ignorando por qué hacemos lo que hacemos y creando una dependencia a aquello que nos genera placeres rápidos y repetitivos. La fórmula para generar riqueza se ha vuelto vender estímulos masivos que disparen un beneficio emocional inmediato, aunque se torne autodestructivo.

Consecuentemente, el anti-marketing no significa proponer que el marketing tiene un carácter negativo y posicionarlo como un enemigo a vencer; todo lo contrario. El marketing no es más que sistematizar, con procesos de prueba y error, las señales correctas para impulsar la conducta. Es un medio, no un fin. También puede ser utilizado con fines sublimes y positivos.

El problema se da cuando no entendemos lo que sucede, acotamos nuestra visión y actuamos en contra de nuestro bien solo para alimentar intereses egoístas de otros—y lo peor, lo hacemos por cuenta propia. Además, con los recientes avances de la Inteligencia Artificial, el peligro se ha multiplicado.

Nos guste o no aceptarlo, existen condicionamientos innatos —entre ellos los instintos— que instruyen tendencias de comportamiento contundentes en nosotros. Por ejemplo, por supervivencia, todos los Homo sapiens estamos preprogramados para optar por alternativas que implican menor gasto de energía.

En un entorno contemporáneo esto último explica por qué leemos tan poco y consumimos tantas redes sociales aunque esto implique un menor beneficio a mediano y largo plazo, o bien por qué los alimentos más vendidos son aquellos cargados de indulgencia exprés aunque vayan en contra de nuestra propia salud. Las industrias se aprovechan de esta situación y el resultado ha sido una colección de patologías fisiológicas y psicológicas nunca antes vistas en la historia de la humanidad.

Por estas razones, encontrar un antídoto es urgente. Siento informar que esto implica un esfuerzo mental significativo: alimentar nuestra facultad creativa, de reflexión y pensamiento crítico. El escudo infalible se encuentra en la información y entendimiento biológico.

Para tomar decisiones libres, el anti-marketing representa comprender los deseos, cómo funcionan, cuál es su objetivo y distinguir cómo la comunicación utiliza nuestros impulsos en nuestra contra.

Durante más de 15 años me he dedicado a estudiar y documentar la biología del comportamiento y desarrollar modelos de negocio y tácticas de comunicación creativas con un fin de fondo primario muy particular:

Aportar herramientas para la mente que permitan tomar decisiones inteligentes para proteger la vida.

Es decir, dichos datos son muy útiles para vender pero, sobre todo, para descubrir los sesgos cognitivos que nublan nuestro pensamiento.

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Salir del círculo vicioso en el que se encuentra la humanidad actual conlleva ampliar la consciencia, descodificar las emociones, controlar los instintos y, lo más importante, darnos cuenta que la lucha común es una: apoyar a la vida a resistir y prevalecer.

Finalmente, no solo es relevante enlistar procesos estadísticos; tal como lo promulgaba Sócrates o Einstein, para entender algo, hay que entender sus orígenes. Por lo tanto, abramos nuestros sentidos y conectemos con nuestra arquitectura biológica como nunca antes; aceptémonos como seres complejos capaces de mucho más que solo seguir impulsos pobres y veloces; restauremos nuestra relación con la vida y comencemos por cuestionar si lo que compramos o queremos representa bienestar para el futuro individual y colectivo.

Es momento de cambiar la demanda para que la oferta se adapte a un bien mayor. No es una tarea fácil, pero comienza dentro de cada uno: más pensamiento y menos consumo.

Nota del editor: Juan Carlos Chávez es Profesor de Creatividad y Bioeconomía (Genética, Neurobiología, Biofísica y Psicología en un contexto económico) en el sistema UP/IPADE y autor de los libros Inteligencia Creativa (2022), Multi-Ser en busca de sentido (2021), Psico-Marketing (2020) y Creatividad: el arma más poderosa del Mundo (2019). Es director de www.G8D.com Agencia de Comunicación Creativa y consultor de cientos de empresas nacionales y transnacionales. Síguelo en Facebook , Instagram y LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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