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Escapemos de las “guerras culturales”

La pregunta es si la comunicación corporativa mexicana está tomando los temas sociales que le son urgentes al país. ¿Qué pasa con la violencia, la pobreza extrema, el crimen organizado?
lun 19 junio 2023 05:58 AM
Era de los algoritmos
Formemos nuestro propio “algoritmo” basado en los temas y prioridades sociales para el mundo corporativo en México. Dejemos a otras latitudes la discusión sobre el terraplanismo y la evolución. Construyamos nuestro propio discurso social, apunta Édgar Rodríguez.

(Expansión) - Tengo un amigo que arruinó su algoritmo de Youtube por culpa de El Señor de los Anillos. Sin querer, el tema lo metió de lleno en las llamadas “guerras culturales” de Estados Unidos, un lugar en el cual las personas y empresas mexicanas no quieren estar.

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Hobbits indignados

La anécdota va así: siendo un devoto de la obra de J.R.R. Tolkien desde la infancia, mi amigo leyó de principio a fin la obra del escritor inglés. También consumió ávidamente los libros que publicó su hijo Christopher, incluyendo el Silmarillion, que venera con total pasión. Asistió al estreno de la primera trilogía de Peter Jackson con familia y amigos. Una ocasión especial, sin duda.

El problema vino el año pasado con la serie Los Anillos de Poder. La distancia con los libros era tal que casi no había nada reconocible. Los personajes habían sido transformados de una forma que a mi amigo le pareció denigrante, y lo peor: no había respeto a la línea del tiempo (se comieron mil años de un plumazo, se queja). Simplemente la serie podría haber acontecido en Narnia (broma para iniciados) y hubiera dado igual.

Nuestro fan, con el corazón destrozado, buscó entonces en Rotten Tomatoes y en los propios foros de Amazon un espacio para expresar su ira. Buscó en Twitter, pero dio con un gran número de autores en Youtube, que se turnaban para criticar, burlarse e insultar a la serie. Los había estadounidenses, españoles, argentinos, mexicanos. Sí, había un tema racial al que no le dio importancia, así que procedió a darle like y suscribirse a los mejores defensores del lore.

Pasaron los días, y empezó a notar contenidos sugeridos cada vez más conservadores. Un señor que hablaba en contra de la ideología de género, otro que cuestionaba a las feministas, montones de cápsulas contra el aborto, gente afirmando que la esclavitud en Estados Unidos era sólo un error de la época.

A los youtubers que criticaban a Los Anillos de Poder se sumaron otros que proclamaban la caída final de Hollywood y su cultura degenerada y antiamericana (entendiendo por supuesto a la estadounidense). Aprendió que existía la cultura woke por cortesía de sus detractores, incluyendo algunos senadores y gobernadores republicanos.

La gota derramó el vaso cuando empezó a ver videos de terraplanistas y de un señor en bata de científico asegurando que la teoría de la evolución era una fantasía. La decisión fue quitarle el like y la suscripción a varios de sus críticos predilectos, y empezar a buscar contenido woke, supongo que para equilibrar la cosa. También comenzó a marcar más contenido de entretenimiento, noticieros mexicanos, videos de espantos, y música, mucha música. Ahora mi amigo ya puede tolerar su feed de Youtube.

Los problemas desde acá

La gran pregunta es si las personas, pero también las empresas y organizaciones mexicanas realmente tenemos que ver con las guerras culturales de Estados Unidos. Actualmente los comunicadores dentro y fuera de las empresas buscamos generar campañas disruptivas, queremos entrar en la conversación, provocar el diálogo. La más reciente encuesta de AMCO señaló que el 96% de los comunicadores mexicanos está en favor de que las empresas tomen partido en causas sociales.

Pero cuando hablamos de cuáles causas sociales, el consenso es menor: hay mayoría en cuanto a sustentabilidad y economía circular (63%), y diversidad e inclusión (57%). Sin embargo, sólo el 10% está en favor de tomar partido en temas de paz y justicia. Será que no tenemos ese problema. De agua potable, a sólo 7% de los encuestados les pareció una prioridad, y a sólo 1% entablar conversaciones en temas de bienestar social.

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La pregunta es si la comunicación corporativa mexicana está tomando los temas sociales que le son urgentes al país. ¿Qué pasa con la violencia, la pobreza extrema, el crimen organizado? Los muy importantes temas de sustentabilidad y equidad gozan de consenso, pero hay que cuestionarse si están siendo abordados de acuerdo con nuestros propios ángulos y problemática social.

Las metas de cero emisiones en México tienen amenazas que vienen por el lado de las políticas públicas. ¿Estamos hablando al respecto? La equidad de género no puede dejar fuera los problemas de pobreza laboral y falta de seguridad social. Hay que hablar de que hombres y mujeres ganen lo mismo incluyendo el tema del trabajo digno.

Tampoco hay que olvidar que el país está trabajando a por lo menos dos velocidades diferentes. Existe un mundo corporativo con paternity leave, frente a empresas donde se trabaja también los domingos. Hay compañías con políticas de equidad y respeto frente a otras donde se vive el acoso sexual.

En México uno de los grandes problemas para todas las empresas sigue siendo el acceso a una justicia eficiente y rápida. Los programas de responsabilidad social para el pago de fianzas a miles de personas que permanecen en la cárcel por falta de dinero debieran ser mucho mayores. ¿No tenemos las empresas nada qué decir sobre cómo mejorar el sistema judicial?

Formemos nuestro propio “algoritmo” basado en los temas y prioridades sociales para el mundo corporativo en México. Dejemos a otras latitudes la discusión sobre el terraplanismo y la evolución. Construyamos nuestro propio discurso social.

Nota del editor: Édgar Rodríguez es presidente de AMCO. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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