Lo anterior significa un nuevo llamado a todos los actores involucrados en el tema para que impulsen las leyes y disposiciones pendientes, que en México sobra decir que son más que necesarias, hablamos de las reglas secundarias alusivas a datos agregados y transaccionales, las cuales esperamos desde marzo de 2020.
¿Esto podría ser el detonante que el ecosistema necesita? Por ahora solo podemos decir que es un paso importante, uno que no se había visto en mucho tiempo y que en el país significa un avance sobre una discusión que pareciera estancada desde hace mucho. Aunque para muchos otros países de LATAM esto no es así, basta con mencionar que Brasil, Chile y Colombia han tenido avances regulatorios importantes, tan es así que hoy están por encima de México. Y no es que se trate de una carrera entre los países de LATAM, sino de aprender unos de otros y fomentar el crecimiento regional a través del impulso a la banca.
Un ejemplo a seguir
No me malinterpreten cuando digo que el open banking está rezagado, pero justamente no ha crecido a pasos agigantados a consecuencia de la falta de regulación.
Durante algún tiempo regulaciones avanzadas como la de Reino Unido eran nuestra meta como país y como región; no obstante, las lógicas necesidades de los usuarios y dinámicas de Reino Unido distan mucho de las condiciones de LATAM, aún así es un ejemplo a seguir y una fuente de inspiración, pero al tener ejemplos más cercanos y familiares como Brasil o Colombia, el potencial de aprendizaje se dispara y con ello nos permite visibilizar todas las oportunidades que podríamos tener en México.
Regulación = oportunidades
Sabemos que actualmente la ley no impide que se lleve a cabo el open banking en el país, pero es un hecho que una gran parte de los bancos prefiere esperar a que esté lista una norma en datos agregados y transaccionales para evitar costos de duplicidad. Muy pocas instituciones se han arriesgado a innovar en un entorno con falta de regulación y es entendible.
Hoy han surgido nuevos escenarios para retomar esta conversación y en la medida en que nos involucremos todos (empresas, reguladores y usuarios) podremos ser partícipes de un nuevo futuro para la banca, uno donde las oportunidades tengan un nuevo significado.