(Expansión) - A nivel internacional vemos una creciente presión por parte de diversos grupos de interés para que las organizaciones sean más transparentes y rindan cuentas de una mejor manera, proporcionando información relevante para todos sus públicos en cuanto a su desempeño en materia de sostenibilidad. De manera particular, en el caso de las empresas, hay mayor interés por parte de los inversionistas, reguladores y accionistas para que esto incluya la relación entre dicha información y su desempeño financiero.
Nuevas normas para la divulgación de información financiera de sostenibilidad
En esta línea, en los últimos años se han discutido y han empezado a desarrollarse diversos marcos de referencia y estándares que buscan facilitar estos procesos, e incluso directivas y normativas que buscan establecer las bases para la regulación del tema. Todo ello apuntando hacia una homologación en cuanto a qué y/o cómo reportarlo.
Recientemente, la Fundación IFRS (International Financial Reporting Standards) presentó sus primeros dos estándares desarrollados por el International Sustainability Standards Board (ISSB), los cuales serán la base para el reporteo de sostenibilidad desde una perspectiva financiera, complementando así los esfuerzos que se han venido realizando desde el enfoque del impacto con la elaboración de los informes de sostenibilidad, basados principalmente en los Estándares de Global Reporting Initiative (GRI).
Lo anterior resulta relevante, ya que IFRS es la organización que está detrás de las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF), que son las principales normas contables a nivel global, a las que ahora se suman las nuevas normas IFRS S1 e IFRS S2 que establecen un lenguaje común para la información de sostenibilidad y cambio climático que tradicionalmente había sido considerada como no financiera.
La norma IFRS S1 establece los requerimientos generales para la divulgación de información financiera relacionada a la sostenibilidad, enfocándose en los riesgos y oportunidades que pudieran afectar razonablemente los flujos de efectivo, el acceso a financiamiento o el costo de capital para una empresa en el corto, mediano o largo plazos, considerando la gobernanza, la estrategia y la gestión de dichos riesgos, así como la medición de su desempeño y los objetivos relacionados.
Por su parte, la norma IFRS S2 sigue esa misma estructura, que además es consistente con las recomendaciones del TCFD (Task force on Climate-related Financial Disclosures), y se enfoca específicamente en los riesgos (físicos y de transición) y las oportunidades relacionadas al cambio climático que pudieran tener dicha afectación financiera para la empresa.
En este sentido, la aplicación de estas nuevas normas internacionales de IFRS en conjunto con los Estándares de GRI seguramente ayudará a la divulgación de información valiosa que puede representar de una manera mucho más completa e integral el desempeño de la organización y su relación con la sostenibilidad, ya que involucra el concepto de la doble materialidad, al evaluar los impactos económicos, sociales y ambientales de la organización hacia su entorno, como lo contempla GRI, así como los riesgos y oportunidades que los temas relacionados a la sostenibilidad y cambio climático representan para la viabilidad financiera futura de ésta, que nos dan las normas IFRS S1 y S2, respectivamente.
Habrá que esperar a conocer las posturas de los reguladores en cada país sobre la adopción de esta normas internacionales, y a que las empresas empiecen a utilizarlas para complementar la información presentada en sus informes anuales o de sostenibilidad para conocer el resultado de su implementación y el uso que las partes interesadas empiecen a darle a esta información, pero se espera un futuro promisorio que permita la toma de mejores decisiones y el avance de la sostenibilidad ligada al desempeño financiero futuro de las empresas.
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Nota del editor: Jorge Reyes Iturbide es Director Adjunto del Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac (IDEA) de la Universidad Anáhuac México. Síguelo en Twitter y LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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