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Crecimiento e instituciones

¿Qué se requiere para que las políticas, principalmente las económicas, sean eficientes?, plantea Claudio Rodríguez-Galán
jue 03 agosto 2023 06:08 AM
El interés nacional en la propuesta de
El Derecho es un gran regulador no solo de las conductas y orden de la población, sino también de las políticas públicas que afectan, positiva o negativamente, a la misma, apunta Claudio Rodríguez-Galán.

(Expansión) - No pretendo entrar en predicciones políticas. Lo que tengo claro es que el escenario en el 2024 no será sencillo para nadie que tome las riendas de México. El primero y el mayor problema que detecto desde el punto de vista jurídico es el institucional.

El Derecho es un gran regulador no solo de las conductas y orden de la población, sino también de las políticas públicas que afectan, positiva o negativamente, a la misma. Mucho hemos escrito anteriormente de la diferencia entre políticas de Estado y políticas públicas. Con pavorosa reincidencia se confunden, pues las primeras generalmente provienen de ideologías políticas, mientras que las segundas no deben jamás estar basadas en ellas. En muchos países las políticas resultan absolutamente insuficientes, onerosas, populistas e ineficientes, trayendo impactos profundos en el crecimiento y bienestar general.

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Entonces, ¿qué se requiere para que las políticas, principalmente las económicas, sean eficientes?

Un fascinante libro, de Acemoglu y Robinson (Nobel de Economía) intitulado “¿Por qué Fracasan los Países?”, señala tajantemente que la respuesta está en la fortaleza de las instituciones que denominan inclusivas (a diferencia de las extractivas), concluyendo que “lo que se requiere es transitar hacia políticas e instituciones incluyentes que requiere de una coalición para que la nación pueda lograr prosperidad. No hay sorpresa alguna en que no otorgan ningún valor a las ideologías políticas unilaterales.

La coalición que resaltan los autores implica que las instituciones deben alejarse del Estado y volverse realmente públicas, atrayentes e inclusivas (publico-privado, externo-interno, derecho-economía, técnica–ciencia, capital-bienestar social, y sí, derecha-izquierda), transitando en diversas doctrinas que permitan lograr el bien común. Inclusive se señala que para lograr el bien común, se requiere rechazar tanto la supremacía absoluta del mercado como la supremacía populista del Estado, pues es la economía, sin matices, la que debe estar al servicio del bien común como lo desarrolla otro gran doctrinario llamado Jean Tirole en su obra “Economía del Bien Común”.

Y para su implementación es precisamente el Derecho el que tiene que regular las relaciones entre instituciones que, valga la redundancia, institucionalicen lo común, protejan la propiedad, el respeto absoluto a los contratos y garanticen el respeto absoluto a la ley, sin excepciones. Si bien no coincidimos con la política tajante del liberalismo clásico de la última mitad del siglo XX –pues está demostrado que se cae con frecuencia a la usurpación de riquezas en grupos oligárquicos y es ambientalmente insostenible–, sí coincidimos con el utilitarismo de Bentham, que exige una armonía de intereses y la mayor eficiencia en la distribución de riqueza de todos y cada uno, la cual es producida por la legislación y salvaguardada por las instituciones sólidas, inclusivas e independientes.

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Por consiguiente, la armonía económica social se crea mediante la coacción legislativa, es decir, con la propia fortaleza de la regulación jurídica-económica y de las instituciones correspondientes. Por ello, entramos en una relación innegable entre el Derecho y la Economía, terreno dominado por Richard Posner, donde el Derecho se vuelve una herramienta social para promover el crecimiento eficiente y sostenible.

Las instituciones se vuelven entonces en protectoras del crecimiento y para esto se requieren legislaciones que velen por los cientos de aspectos técnicos, operativos, jurídicos y económicos que tienen injerencia y regulación sobre las políticas públicas, precisamente para que no se contaminen de políticas ideológicas o populistas, generalmente nacidas de los caprichos individuales de iluminados.

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Nota del editor: Claudio Rodríguez Gálan es abogado y socio de la Práctica de Energía de Holland & Knight. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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