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El peso a 15, ¿posibilidad, sueño o pesadilla?

La apreciación del peso hace que las remesas traducidas a pesos en lugar de subir estén estancadas o disminuyendo, así como que el turista internacional se enfrente a precios mayores en dólares.
mar 29 agosto 2023 06:09 AM
(Obligatorio)
Aunque un peso fuerte conlleva menores presiones inflacionarias, mayor capacidad para consumir bienes y servicios dolarizados, el balance de los sectores que ganan y los que pierden convierten una posibilidad remota en un sueño o una pesadilla, señala Ramsé Gutiérrez.

(Expansión) - Durante los últimos 12 meses el peso mexicano se ha destacado como la mejor moneda en el mundo con una apreciación de más del 20%. De seguir esta tendencia, en 2024 estaremos viendo un tipo de cambio alrededor de 14.5 pesos por dólar (ppd). Un tipo de cambio que no se ha visto desde finales de 2014 y que no aparece entre ninguno de los pronósticos del peso, así como hace un año nadie predecía ver el dólar tan bajo como 17ppd.

Pero ¿qué factores podrían encarecer tanto el peso?

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Durante los últimos años, hemos visto cuatro factores que ayudan a la fortaleza del peso:

1) Las remesas récord que han aumentado significativamente y como nunca en la historia. Primero evitaron que la economía sucumbiera ante la pandemia y la falta de estímulos fiscales locales; luego, para sobrellevar la recuperación tras la pandemia y la fuerte inflación que desencadenó la misma recuperación global; y finalmente, en un ambiente de riesgo a una nueva recesión las remesas ayudaron a que el consumo se mantuviera como uno de los pilares del crecimiento económico.

2) La recuperación de los ingresos por el turismo, además de ser un destino natural para muchos turistas internacionales, tener medidas relativamente laxas durante la pandemia permitió que muchos extranjeros se quedaran en México a trabajar desde casa.

3) La relocalización de las cadenas de suministro (nearshoring). Un fenómeno que ha tomado más tracción principalmente por: a) las disputas comerciales entre Estados Unidos y China y b) los problemas de suministros que se desataron durante la pandemia.

4) Las atractivas tasas de interés que se pagan en México que, si bien no han sido suficientes para revertir las salidas de capitales de los últimos años, han sido un alto costo de oportunidad para aquellos que se dolarizaron, en particular contra los que se mantuvieron invertidos en pesos.

Estos cuatro factores pueden mantenerse en el corto plazo, por lo que, de manera relativa a otras monedas de países emergentes, el peso podría permanecer atractivo en el corto/mediano plazo. No obstante, la apreciación del peso hace que las remesas traducidas a pesos en lugar de subir estén estancadas o incluso disminuyendo, así como que el turista internacional se enfrente a precios mayores en dólares.

Existen otros factores que podrían ser un riesgo durante los siguientes 12 meses, la mayoría de carácter global, pero de manera regional habrá elecciones presidenciales tanto en México como en Estados Unidos y, con estas, la incertidumbre política/económica que conllevan. Sin embargo, el escenario base es que México mantendrá su atractivo relativo y que las mayores incertidumbres sean respecto a las relaciones entre Estados Unidos y China, y que México mantenga una continuidad de las políticas actuales.

El otro riesgo es una posible recesión en el mundo, la cual lleva posponiéndose durante un año, pues, aunque existen factores que debilitan el crecimiento económico como la baja disposición de los bancos a prestar, las altas tasas de interés o las presiones asociadas para el sector de vivienda, también se mantienen otros factores como la fortaleza del mercado laboral y con ello las sorpresas de crecimiento.

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Hace un año, el peso se encontraba en un nivel de entre 20 y 20.5 ppd, incluso el pronóstico más ambicioso entonces se hallaba en 19.8 ppd, mientras que la mediana de los pronósticos estaba en 20.82. Sin embargo, los pronósticos erraron en más de 2.74 y 3.76ppd, y esta no ha sido la primera vez de una diferencia tan dramática.

En este sentido, resulta relevante que más allá de mantenernos en la terquedad de que el peso siempre, siempre, siempre, se deprecia contra el dólar, tal vez es momento de tomar en serio un escenario en el que siga apreciándose y que, si hoy cotiza en 17ppd, valdría la pena pensar qué consecuencias habría si se revaluara a 15ppd o menos durante los próximos semestres. Esto significaría un tipo de cambio no visto desde finales de 2014, una apreciación de más de 75% acumulada desde su peor momento en 2020.

¿Cuánto se afectaría el turismo hacia el extranjero?, ¿soportarían los márgenes operativos las empresas turísticas que tienen ingresos en dólares y egresos en pesos?, ¿cuánto se encarecería Mexico de manera relativa a China?, ¿cuánto se reducirían las exportaciones por ser México tanto más caro?, ¿cuánto disminuirá el gasto de los extranjeros y locales que reciben ingresos en dólares (turistas extranjeros y beneficiarios de remesas en dólares)? Así, aunque un peso fuerte conlleva menores presiones inflacionarias, mayor capacidad para consumir bienes y servicios dolarizados, el balance de los sectores que ganan y los que pierden convierten una posibilidad remota en un sueño o una pesadilla.

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Nota del editor: Ramsé Gutiérrez es Senior Vice President /Co-Director de Inversiones en Franklin Templeton México. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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