Durante los últimos años, hemos visto cuatro factores que ayudan a la fortaleza del peso:
1) Las remesas récord que han aumentado significativamente y como nunca en la historia. Primero evitaron que la economía sucumbiera ante la pandemia y la falta de estímulos fiscales locales; luego, para sobrellevar la recuperación tras la pandemia y la fuerte inflación que desencadenó la misma recuperación global; y finalmente, en un ambiente de riesgo a una nueva recesión las remesas ayudaron a que el consumo se mantuviera como uno de los pilares del crecimiento económico.
2) La recuperación de los ingresos por el turismo, además de ser un destino natural para muchos turistas internacionales, tener medidas relativamente laxas durante la pandemia permitió que muchos extranjeros se quedaran en México a trabajar desde casa.
3) La relocalización de las cadenas de suministro (nearshoring). Un fenómeno que ha tomado más tracción principalmente por: a) las disputas comerciales entre Estados Unidos y China y b) los problemas de suministros que se desataron durante la pandemia.
4) Las atractivas tasas de interés que se pagan en México que, si bien no han sido suficientes para revertir las salidas de capitales de los últimos años, han sido un alto costo de oportunidad para aquellos que se dolarizaron, en particular contra los que se mantuvieron invertidos en pesos.
Estos cuatro factores pueden mantenerse en el corto plazo, por lo que, de manera relativa a otras monedas de países emergentes, el peso podría permanecer atractivo en el corto/mediano plazo. No obstante, la apreciación del peso hace que las remesas traducidas a pesos en lugar de subir estén estancadas o incluso disminuyendo, así como que el turista internacional se enfrente a precios mayores en dólares.
Existen otros factores que podrían ser un riesgo durante los siguientes 12 meses, la mayoría de carácter global, pero de manera regional habrá elecciones presidenciales tanto en México como en Estados Unidos y, con estas, la incertidumbre política/económica que conllevan. Sin embargo, el escenario base es que México mantendrá su atractivo relativo y que las mayores incertidumbres sean respecto a las relaciones entre Estados Unidos y China, y que México mantenga una continuidad de las políticas actuales.
El otro riesgo es una posible recesión en el mundo, la cual lleva posponiéndose durante un año, pues, aunque existen factores que debilitan el crecimiento económico como la baja disposición de los bancos a prestar, las altas tasas de interés o las presiones asociadas para el sector de vivienda, también se mantienen otros factores como la fortaleza del mercado laboral y con ello las sorpresas de crecimiento.