Además, el sector de startups ha crecido tanto que se posicionó como el tercer segmento preferido por los inversionistas de capital de riesgo. Entonces, si hay tanto crecimiento en este sector, cómo atraigo a los inversionistas interesados para que quieran poner su dinero conmigo y no en otro lado.
Ya he pasado por esa misma pregunta. Actualmente soy CEO y fundador de una startup mexicana enfocada en pagos B2B, pero mi experiencia en el ecosistema de las startups empezó unos años antes.
En 2015 fundé en Panamá una plataforma de préstamos en línea. En ese entonces era un panorama muy diferente al de ahora, con mucho menos inversiones en empresas de tecnología en la región y menos casos de éxito. Ahí me di cuenta de la importancia de saber vender tu idea allá afuera, pero también a uno mismo para garantizar la confianza de los posibles inversionistas.
En un mercado saturado de ideas y propuestas, destacar se vuelve esencial. Las startups que logran definir y comunicar una propuesta de valor única tienen una ventaja competitiva innegable. Los inversionistas buscan empresas y fundadores que aborden problemas reales de manera innovadora y que tengan un claro impacto en su industria.
La clave está en demostrar cómo tu startup resuelve una necesidad específica, por qué lo hace mejor que cualquier otra solución existente y que realmente existe un mercado que pagaría por el producto o servicio que estás desarrollando.
Desde mi experiencia les puedo decir que la relación con los inversionistas va más allá de presentar un pitch convincente. Se trata de construir relaciones auténticas y a largo plazo. Ellos no solo buscan retornos financieros, sino también la oportunidad de colaborar con personas apasionadas y comprometidas. Como dije, venderse a uno mismo a través de la visión estratégica de tu startup y tu capacidad para aprender, adaptarse, y cultivar una comunicación transparente para establecer una relación sólida con los inversionistas.
Los que están familiarizados con este mundo, sabrán que una startup necesita inversión en distintas etapas. La pre-seed (o pre-semilla en español), que es cuando defines la idea y la visión del negocio y conseguir fondos para lograr que despegue es fundamental. Después viene la etapa seed (o semilla), el early-stage, la etapa de crecimiento, la de expansión y finalmente cuando la vendes o empiezas a cotizar en la bolsa. Y en todas, necesitas capital.
De un emprendedor a otro, les puedo decir que para asegurar capital en cada una de ellas hay que dejar claro a los inversionistas en dónde están poniendo su dinero, pero también cómo lo vas a hacer crecer y cuáles son los objetivos medibles para llegar al próximo hito. En pocas palabras, si fuera tu dinero, ¿qué necesitarías saber y entender para poner tu inversión de capital de riesgo en el escenario menos riesgoso posible?