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El nuevo director técnico de negocio, el desafío de la empresa multigeneracional

Con independencia de la generación a la cual pertenezcan quienes son líderes de empresa, hoy tiene un mayor sentido aplicar la técnica de “liderazgo situacional”.
mar 05 septiembre 2023 06:08 AM
El nuevo director técnico de negocio
Aprovechemos las fortalezas y conocimientos de cada generación para crear un ambiente de trabajo inclusivo y productivo para todos, considera Daniel Razo.

(Expansión) - Desde hace aproximadamente tres años, dentro de las empresas conviven cuatro generaciones: los Baby Boomers (1946–1964), población en descenso gradual; un elevado número de personas pertenecientes a la generación X (1965-1980); desde hace más o menos dos años, una gran población de los llamados millennials (1981-1996) con mayoría dentro de las organizaciones (54%, según estudios dentro de los negocios en países latinoamericanos) y la recién incorporada generación Z (1997-2012) bajo las figuras de becarios o aprendices.

Con independencia de la generación a la cual pertenezcan quienes son líderes de empresa, hoy tiene un mayor sentido aplicar la técnica de “liderazgo situacional”.

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Como suelo hacer en mi columna, hago un símil con el director técnico de un equipo deportivo profesional. Se deben obtener excelentes resultados, capitaneando a un equipo compuesto con miembros de la liga veterana, jugadores recién extraídos de la cantera y jugadores experimentados en plena madurez profesional.

Miguel Ángel Violan en su libro “El método Guardiola” narra lo que vivió como director técnico del Barcelona B para rescatar al equipo de la tercera división a la cual había descendido. Incluyó en el equipo jugadores experimentados a un paso del retiro, sumó a tres o cuatro jugadores claves en plena madurez futbolística y lo dotó de vitalidad mediante un gran número de jóvenes de las fuerzas básicas de las diferentes canteras que nutren a los equipos importantes.

Con esta combinación, los jugadores maduros se encargaban de capacitar y hacer madurar a las fuerzas básicas; los jugadores en plenitud definían en situaciones de apremio y los jóvenes con energía y vigor iban transitando de la novatez a la experiencia tomando como parámetro a los jugadores que consideraban como sus ídolos. Al paso de un año, el Barcelona B regresó a la segunda división de la liga española. Pep Guardiola, por su parte, se convirtió en el director técnico titular del Barcelona y de ahí la historia es por todos conocida: Pep ganó todas las copas posibles de Europa, haciendo famosa la frase: “Siempre más importante el equipo que el individuo”.

Los gerentes y directores de la empresa tenemos mucho para aprender de “el método Guardiola”. Comparto, como es costumbre, algunas guías de ruta:

Experiencia no es madurez

Se puede contar con jugadores de “mucha cancha” dentro del equipo, sin embargo, no necesariamente son capaces de compartir conocimiento, o ser generosos con lo aprendido. En consecuencia, se debe poner al centro el objetivo de empresa, es decir, buscar la rápida promoción de los jóvenes recién incorporados, mediante la asignación de un “mentor” que los acompañe durante su curva de aprendizaje. Dicho mentor deberá predicar con el ejemplo con el fin de dejar una impronta en los colaboradores que hayan sido asignados. Por su parte, los jóvenes pueden enseñar a todos nuevas formas de trabajo, proporcionar orientación tecnológica, con lo cual se lograría una rápida adaptación al grupo, una mentalidad de equipo.

Los jóvenes demandan

Muchos colegas míos se quejan de una elevada rotación, sobre todo de jóvenes dentro de sus empresas. Por lo anterior, es necesario desarrollar nuevas habilidades de liderazgo, así como implementar nuevas estrategias de empresa que hilvanen un plan de organización que incluya entre otras cosas: calidad y balance de vida; hacer esfuerzos sobre el propósito de las organizaciones; el aprendizaje continuo del equipo, así como integrar prestaciones que incluyan los intereses y gustos de los colaboradores.

Cito a manera de ejemplo la conversación sostenida con un joven. Para él era más atractivo contar con una tarjeta de descuento de Petco, que un seguro dental para los hijos que no tenía, ni pensaba tener. La diferencia generacional, es pues insoslayable para el correcto funcionamiento del equipo.

Ten jugadores maduros

Es necesario un balance entre madurez técnica y madurez emocional. Nuestros jugadores deben saber cómo hacer las cosas y de igual modo deben tener un verdadero deseo por hacerlas. Son estos jugadores quienes se suman al ataque, pero también defienden. Son miembros del equipo que saben parar el balón en mitad del campo para iniciar la ofensiva en donde detectan oportunidades para anotar. A este tipo de colaboradores hay que darles libertad de acción, confianza. Lo anterior no implica dejarlos solos o evitar los “one to one”, significa empoderarles y, en su momento, brindar soporte a sus decisiones, aunque en corto haya que darles retroalimentación constante.

Renovado amor por la camiseta

Hace años este concepto significaba trabajar muchas horas sin ser remunerado, lo cual choca con la mentalidad de las nuevas generaciones, por lo cual el concepto adquiere un nuevo significado. Empresa y colaborador deben compartir valores, por ejemplo, el cuidado del medio ambiente, compromisos bidireccionales de valores legítimos, promoción del diálogo horizontal. Los colaboradores de todas las generaciones deben sentirse escuchados y valorados, lo cual generará un sentido de pertenencia y de orgullo por lo que se representa.

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En temas de liderazgo Spencer Johnson está más vigente que nunca con su “¿Quién se ha llevado mi queso?” solo que, en este caso, el queso ya se fue hace más de tres años, los líderes debemos tener una dieta de libros cuyo tema sea la adaptación necesaria en nuestros tiempos, así como la manera de afrontarla; en particular ahora que hemos salido de pandemia y nos encontramos en plena recuperación económica global.

Como asegura Chan Kim en su libro “La estrategia del océano azul”, haber tenido éxito en el pasado, no necesariamente garantiza el éxito en el futuro y de un tropiezo del pasado hay que levantarse con rapidez, dado que no priva de un gran futuro, por el contrario, dota de experiencias invaluables, si quien lo sufre sabe capitalizarlo.

Todo cambio es difícil, pero necesario, sucederán con o sin uno. Asegurémonos pues de tener los pies bien plantados en una tabla de surf para dejarnos llevar sobre las olas de oportunidades en este gran océano azul que Chan plantea en su libro. Aprovechemos las fortalezas y conocimientos de cada generación para crear un ambiente de trabajo inclusivo y productivo para todos.

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Nota del editor: Daniel Razo es Director de Operaciones y Cadena de Suministro de Magma Motors (Dongfeng). Es Ingeniero Industrial por el Tecnológico de Monterrey. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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