Todos tenemos grandes recuerdos en el maravilloso puerto de Acapulco, su servidor pasó vacaciones maravillosas en el Club de Yates, hoy arrasado por Otis. No hay forma en la cual uno no pueda sentir gran nostalgia y desolación por ver todos los recuerdos de tu infancia destruidos, sin mencionar a todas las personas con las que conviví a lo largo de tantos años. Ahí mi abuelo, que en paz descanse, me ayudó a aprender a nadar a la vieja usanza, aventándome a la alberca y diciendo “ponte listo”; en ese mismo lugar mi papá tomándome de la mano para dar la vuelta por los muelles; travesuras en viajes con mi abuela, hermanas y mis primos que luego serían con mis amigos cuando comenzábamos a ir a los famosos antros o restaurantes.
La vida profesional me siguió uniendo a Acapulco con las Convenciones Bancarias que durante tantos años se llevaron en el mítico hotel Princess, devastado por las terribles ráfagas del huracán. En esos días jornadas intensas de trabajo, de diálogo, aprendizaje, pero también de encuentros con queridos amigos, colegas y por supuesto muchas risas en el famoso bar del lobby.
No puedo dejar de recordar todas las horas de instrucción de vuelo en el aeropuerto de Acapulco cuya torre fue severamente dañana. Ese puerto fue el destino de mi primera ruta como piloto al mando, saliendo del aeródromo de Atizapán y también ahí fueron mis prácticas bajo las reglas por instrumentos.
Ya después de su amable lectura de mis aventuras en Acapulco, en las que ya no mencioné bodas y otros eventos, sé que tantas personas comparten vivencias innolvidables que marcaron su vida.
Me sumo al llamado de una querida amiga y periodista acapulqueña, Jeanette Leyva. Hoy Guerrero y Acapulco nos necesitan, pongamos a nuestra ayuda el rostro de tantas personas que conocimos, con quienes convivimos, es urgente poder llegar a los más necesidados y una vez que se pueda reactivar el turismo, considerar ese paradisiaco lugar como destino de nuestras vacaciones para reactivar la economía.
Hay muchas formas de ayudar, hazlo por medio de la institución que más confianza te inspire, ya sea desde la Cruz Roja, Caritas, a través de las instituciones financieras o de otras fundaciones como Fundación Kaluz.